MADRID, 20 May. (EUROPA PRESS) -
Las organizaciones humanitarias que trabajan en el campo de refugiados de Dadaab, en Kenia, han intensificado su labor de contención frente a la pandemia de coronavirus tras la detección de los dos primeros casos, que amenazan con provocar un brote mayor en un enclave donde residen 217.000 refugiados y 320.000 miembros de comunidades locales.
El Gobierno de Kenia impuso a finales de abril el confinamiento de los campos de Dadaab y de Kakuma como medida de prevención, habida cuenta de la gran concentración de población y de la vulnerabilidad de los que se encuentran en estas áreas, situadas en distintos puntos del país africano pero con características similares.
El de Dadaab, que llegó a ser el mayor campo de refugiados del mundo tras el éxodo masivo de cientos de miles de somalíes, ha registrado ya dos casos de coronavirus. Estas dos personas han sido evacuadas ya a centros de aislamiento y las autoridades locales han iniciado el rastreo de contactos, según un comunicado del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Las organizaciones internacional han acelerado sus trabajos para preparar el enclave frente a la pandemia con la construcción de centros de cuarentena con capacidad para albergar a casi un millar de personas, así como 125 puntos de lavados de mano en lugares estratégicos.
El personal sanitario también ha recibido material de protección, incluidos 68 equipos de protección personal y 45.000 mascarillas. Los propios refugiados han contribuido a la confección de mascarillas y ACNUR espera que se puedan repartir más de 150.000 en los próximos días.
También se han iniciado campañas informativas para concienciar a la población local de la necesidad de seguir ciertas rutinas de higiene para evitar contagios y se han repartido raciones dobles de comida y productos para minimizar las concentraciones de personas.