Actualizado 27/07/2006 17:31

Crónica Trabajo.- HRW denuncia la violencia y situación similar a esclavitud que sufren muchas trabajadoras domésticas

Las mujeres y niñas trabajadoras domésticas proceden o trabajan en El Salvador y Guatemala, entre otros países


NUEVA YORK, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -

La organización de defensa de los Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW) presuntó hoy un informe en el que denuncia que las trabajadoras domésticas se enfrentan a la explotación laboral y toda una serie de abusos graves, que incluyen el maltrato físico y sexual, el confinamiento forzado, el impago de salarios, la negación de alimentos y atención sanitaria, y el exceso de horas de trabajo sin días de descanso.

Según esta ONG, los gobiernos excluyen habitualmente a las trabajadoras domésticas de las protecciones laborales normales y no controlan las prácticas de reclutamiento en las que se imponen fuertes cargas de deuda o se desinforma a las trabajadoras sobre sus empleos.

"En lugar de garantizar que las empleadas domésticas puedan trabajar con dignidad y libres de violencia, los gobiernos les han negado sistemáticamente garantías laborales fundamentales que se ofrecen a otros trabajadores", denunció una de las investigadoras de la división de derechos de la mujer de HRW, Nisha Varia, subrayando que "las inmigrantes y las niñas corren especial peligro".

El informe, que lleva por título 'Oculto bajo la alfombra: Abusos contra trabajadoras domésticas en todo el mundo', sintetiza en 93 páginas la investigación realizada por HRW desde 2001 sobre abusos contra las mujeres y las niñas trabajadoras domésticas que proceden o trabajan en El Salvador, Guatemala, Indonesia, Malasia, Marruecos, Filipinas, Arabia Saudí, Singapur, Sri Lanka, Togo, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.

"Millones de mujeres y niñas recurren al trabajo doméstico por ser una de las pocas oportunidades económicas con las que cuentan", señaló Varia. "Los abusos tienen lugar con frecuencia en hogares particulares y están totalmente ocultos al público", agregó.

En los peores casos, añade la ONG, las mujeres y las niñas se ven atrapadas en situaciones de trabajo forzado o son objeto del tráfico de personas para trabajar obligadas en las labores domésticas en condiciones similares a la esclavitud.

PREPONDERANCIA DE LOS ABUSOS

Según HRW, es difícil estimar la preponderancia de los abusos debido a la falta de mecanismos de denuncia, la carencia de protecciones legales y las restricciones de la libertad de movimiento de las trabajadoras domésticas. Sin embargo, afirma, "existen muchas indicaciones de que los abusos son generalizados".

En Arabia Saudí, las embajadas de Indonesia, Sri Lanka y Filipinas reciben miles de quejas cada año. En enero de 2004, por ejemplo, la embajada ceilandesa estimó que cada mes estaba recibiendo unas 150 trabajadoras domésticas, que habían huido del abuso de sus empleadores. Según la información facilitada por embajadas en Singapur, desde 1998, al menos 147 trabajadoras domésticas han muerto por caídas desde edificios elevados como resultado de las peligrosas condiciones de trabajo o el suicidio.

"Las trabajadoras domésticas son con frecuencia rehenes de agentes laborales o empleadores", señaló Varia. "Los gobiernos tienen que regular mejor las condiciones de trabajo, detectar las violaciones e imponer sanciones civiles y penales significativas", agregó. Para la ONG, la legislación laboral de Hong Kong constituye un ejemplo positivo puesto que aquí las trabajadoras domésticas tienen derecho a un salario mínimo, un día de descanso semanal, permiso de maternidad y fiestas no laborables.

Además, considera que la legislación laboral debe complementarse con leyes penales que permitan el enjuiciamiento de delitos tales como el abuso físico, psicológico o sexual; el trabajo forzado, el confinamiento forzado; y el tráfico de personas. En este sentido, subraya que al aumentar un 150 por ciento el tiempo de condena normal por delitos como el asalto o el confinamiento forzado, si se cometen contra trabajadoras domésticas, Singapur ha reconocido debidamente los riesgos especiales que corren estas trabajadoras.

Por otra parte, afirma que las leyes de inmigración punitivas, como las empleadas en Malasia y Arabia Saudita, que disuaden a las inmigrantes trabajadoras domésticas de huir de empleadores abusivos e inciden negativamente en la presentación de cargos por delitos penales, deben ser reformadas.

TRABAJO INFANTIL E INMIGRACION

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que hay más niñas menores de 16 años trabajando en el servicio doméstico que en cualquier otra categoría de trabajo infantil. A esto se suman las condiciones de explotación en las que se produce este trabajo, lo que le convierte en una de las peores formas de trabajo infantil. En el caso de Indonesia, la OIT calcula que hay casi 700.000 niñas trabajadoras domésticas, mientras que en El Salvador más de 20.000 niñas y mujeres de entre 14 y 19 son empleadas de casa particular.

Por otra parte, según HRW, el número de mujeres inmigrantes ha aumentado significativamente durante las últimas tres décadas, y ahora suponen aproximadamente la mitad de los alrededor de 200 millones de inmigrantes que se calcula que hay en todo el mundo. La "feminización" de la inmigración laboral es especialmente pronunciada en Filipinas, Indonesia y Sri Lanka, donde los cálculos a nivel nacional indican que las mujeres constituyen 60-75 por ciento de los emigrantes legales, muchas de las cuales son empleadas como trabajadoras domésticas en el Oriente Próximo y Asia.

Human Rights Watch señala que el diálogo de alto nivel sobre migración internacional y desarrollo que se celebrará en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2006 "será una ocasión importante para que los gobiernos aumenten su cooperación y prevengan los abusos asociados con la migración para trabajar en casas particulares".

Asimismo, insta a los gobiernos de todo el mundo a que extiendan ciertas protecciones laborales fundamentales a las trabajadoras domésticas, establezcan normas regionales mínimas de empleo para impedir una competición de efectos negativos, y garanticen que los empleadores y los agentes laborales rindan cuentas por las prácticas abusivas. También deben dar prioridad a la eliminación de las peores formas de trabajo infantil, lo que incluye el trabajo infantil doméstico, concluye el comunicado.