Actualizado 09/03/2016 20:12

¿Cuáles serán los objetivos de la visita de Obama a Cuba?

Raúl Castro y Barack Obama
KEVIN LAMARQUE / REUTERS

   LA HABANA, 9 Mar. (Notimérica) -

   Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos vivirán un momento histórico del 20 al 22 de marzo, con la visita del presidente norteamericano, Barack Obama, a la isla.

   Esta será la segunda vez que un mandatario estadounidense visita Cuba en casi 90 años, después de que Calvin Coolidge estuviera en La Habana en enero de 1928 para asistir a la VI Cumbre Panamericana.

   Así, ambos Estados deberán marcar una nueva fecha en su proceso de restablecimiento de relaciones bilaterales, iniciado el 17 de diciembre de 2014 por iniciativa de los máximos representantes de los dos países.

   Al respecto, el medio oficialista 'Granma' achaca también a la comunidad internacional el éxito de la decisión, especialmente a la colaboración de los Estados y la sociedad latinoamericana.

   De hecho, en las Cumbres de las Américas de Puerto España y Trinidad y Tobago, en 2009, y de Cartagena y Colombia en 2012, los líderes de la región ya exigieron unánimemente el levantamiento del bloqueo y la participación de Cuba en la VII Cumbre de las Américas de Panamá, celebrada en 2015, a la que por primera vez asistió una delegación cubana encabezada por el presidente de la isla, Raúl Castro.

   Así, la relación diplomática entre Estados Unidos y Cuba ha ido normalizándose hasta restablecerse oficialmente el 20 de julio del pasado año, con la reapertura de las embajadas de ambos países.

   Desde entonces, Castro y Obama se han reunido en dos ocasiones, al tiempo que se han producido intercambios de visitas de funcionarios de Estado, acciones que cuentan con el apoyo del pueblo cubano.

   Según el medio mencionado, el pueblo que recibirá al presidente Barack Obama "asume con serenidad y determinación la etapa actual en las relaciones con Estados Unidos, reconoce las oportunidades y también los problemas no resueltos entre ambos países".

TEMAS CLAVE POR RESOLVER

   En este sentido, aunque no cabe duda del importante paso que supone la visita del mandatario estadounidense a la isla, aún quedan varios asuntos clave por resolver.

   El primero y el más destacado es el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba, una situación con importantes efectos disuasorios para empresas y bancos extranjeros, especialmente para los norteamericanos.

   Otros de los temas polémicos son la petición de devolución por parte de Cuba a Estados Unidos del territorio ocupado por la Base Naval en Guantánamo, así como el deseo de la isla de poner fin a la Ley de Ajuste cubano, que favorece a los inmigrantes del Estado que viajan a Estados Unidos.

   Por último, bajo la consideración de Cuba, Estados Unidos debería eliminar el supuesto programa "injerencista"; es decir, crítico y de intromisión con el Estado de Castro, y abandonar la "pretensión de fabricar una oposición política interna dentro de la isla".

LA BARRERA DE LOS DERECHOS HUMANOS

   Estas condiciones forman parte de la línea de actuación de Castro, quien aseguró que, como pueblo, "no renunciaremos a nuestros ideales de independencia y justicia social, ni claudicaremos en uno solo de nuestros principios, ni cederemos un milímetro en la defensa de la soberanía nacional. No nos dejaremos presionar en nuestros asuntos internos. Nos hemos ganado este derecho soberano con grandes sacrificios y al precio de los mayores riesgos".

   Una posición polémica dentro de un país que se ve sometido a diario a la crítica pública. Tal y como denunció el último informe de la organización internacional Human Rights Watch, el Gobierno cubano realizó más de 6.200 detenciones consideradas "arbitrarias" con el supuesto objetivo de hostigar e intimidar a personas que "ejercen sus derechos fundamentales".

   Además, el Gobierno controla prácticamente todos los medios de comunicación y restringe el acceso a la información procedente del extranjero, acciones que pueden ser consideradas violaciones del derecho a la libertad de expresión.

   Entretanto, mientras el Estado de Cuba continúe negándose a reconocer la defensa de los Derechos Humanos como una actividad legítima y oponiéndose a legalizar organizaciones locales de Derechos Humanos, las relaciones entre la isla y Estados Unidos seguirán viéndose limitadas por una barrera inquebrantable para ambos Estados.