Actualizado 18/05/2011 04:51

El disidente Vladimir Alejo Miranda depone la huelga de hambre iniciada para exigir la liberación de Alan Gross


LA HABANA, 18 May. (Reuters/EP) -

El disidente cubano Vladimir Alejo Miranda ha abandonado la huelga de hambre y sed que comenzó el pasado 29 de marzo para exigir la liberación del empresario estadounidense Alan Gross porque está "muy mal" de salud. No obstante, su compañero Ángel Enrique Fernández, continúa con la protesta.

"Levanté la huelga de hambre debido a la situación crítica que tenía mi salud, ya estaba en precarias condiciones", ha indicado Alejo Miranda, aludiendo a la infección que tiene en los labios, por mantenerlos cosidos durante los 47 días de ayuno.

El opositor ha explicado que su decisión obedece también a motivos personales, ya que familiares y amigos le han pedido insistentemente que deponga la huelga. "Mi familia me habló, mis hijos, mis nietos, parte de la oposición en Cuba. Vinieron hermanos a hablar conmigo para que levantara la huelga porque yo estaba muy mal", ha dicho.

Entretanto, Fernández continúa con la medida de fuerza, aunque ha tenido que ser hidratado por vía intravenosa. "Unos oficiales de la seguridad (del Estado) lo trataron de convencer para que abandone la huelga pero él les dijo que seguirá hasta que reciba una respuesta", ha dicho su mujer, Niurka Rivero.

Alejo Miranda, de 48 años de edad, y Fernández, de 45, comenzaron la huelga en la vivienda de este último, ubicada en las afueras de La Habana. Ambos se cosieron la boca para exigir a las autoridades cubanas la liberación de Gross y el respeto a los Derechos Humanos.

Gross, de 62 años, fue detenido en la isla en diciembre de 2009 por introducir equipos de comunicación por satélite, prohibidos por el régimen cubano. El estadounidense ha sido condenado a 15 años de cárcel, aunque ha presentado un recurso ante el Tribunal Supremo de Cuba.

La huelga de hambre es un recurso frecuentemente utilizado por la disidencia. En febrero de 2010 falleció el preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo en el marco de una huelga de hambre para denunciar las condiciones de los presos políticos. Tras su muerte, cogió el testigo el periodista Guillermo Fariñas, quien depuso su ayuno después de que el Gobierno de Cuba anunciara la liberación de los presos de la Primavera Negra de 2003.