Actualizado 30/07/2009 04:44

Diplomáticos de Venezuela resisten expulsión en Honduras

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - Pese a que el Gobierno interino que asumió tras el golpe de Estado en Honduras los expulsó, diplomáticos de Venezuela permanecen atrincherados en la embajada en Tegucigalpa acompañados por decenas de partidarios del presidente derrocado, Manuel Zelaya.

Hondureños simpatizantes de Zelaya, echados en un jardín algunos y jugando cartas otros frente a la sede diplomática, temen que el edificio sea tomado por la policía, mientras que los dos diplomáticos de Venezuela se encuentran dentro y no salen por temor a que sean sacados por la fuerza del país.

"No podemos salir a la calle por temor a que nos arresten", dijo el encargado de negocios de la embajada venezolana, Ariel Vargas, quien se encuentra en la embajada junto con una funcionaria diplomática.

"Nosotros nos vamos a mantener aquí", agregó, y dijo que ha recibido varias amenazas anónimas por teléfono de que van asaltar la residencia, aunque no sabe de dónde provienen.

La vicecanciller del Gobierno de facto, Martha Alvarado, dijo que no hay ninguna orden de captura contra ellos, pero aclaró que ya no tienen estatus diplomático desde el viernes, cuando venció el plazo para que abandonaran el país, y eventualmente deben regularizar su situación con la oficina de migración.

"Están como cualquier ciudadano extranjero, como turistas, y su situación depende ahora de migraciones", dijo a Reuters.

Los diplomáticos venezolanos fueron los únicos expulsados durante la crisis política que vive el país, de la que el Gobierno interino culpa al presidente venezolano, Hugo Chávez, el principal aliado de Zelaya.

Políticos, empresarios y parte de la población acusan a Zelaya -que quería realizar una consulta popular para abrir paso a la reelección cuando fue depuesto- de querer perpetuarse en el poder influenciado por Chávez.

Chávez retiró a su embajador en Tegucigalpa pocos días después del golpe y semanas después el Gobierno encabezado por Roberto Micheletti ordenó expulsarlos, acusándolos de intromisión en los asuntos internos de Honduras.

Los simpatizantes de Zelaya colgaron en la fachada de la embajada pancartas de apoyo al depuesto presidente y otras en las que se lee "golpistas asesinos".

"Los militares quieren botar a los amigos de Zelaya y no lo vamos a tolerar", dijo Aníbal Cáceres, que se identificó como dirigente del Frente de Resistencia contra el golpe de Estado.