WASHINGTON, 18 Oct. (Reuters/EP) -
El portavoz republicano de la Cámara de Representantes en Estados Unidos, Paul Ryan, ha declarado este martes que pretende mantener el embargo comercial impuesto a Cuba, lo que ha acabado con las esperanzas de ciertos sectores que creían que las sanciones comerciales finalizarían en las últimas semanas de la presidencia de Barack Obama.
"Ya que los últimos dos años, en los que hemos intentado normalizar las relaciones con Cuba, sólo han servido para envalentonar al régimen a expensas del pueblo cubano, tengo toda la intención de mantener nuestro embargo sobre Cuba", ha explicado Ryan en un comunicado.
Obama ha estado suavizando las restricciones comerciales impuestas sobre Cuba en los últimos dos años, después de que el presidente estadounidense y el presidente de Cuba, Raúl Castro, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 2014.
El pasado viernes, la Casa Blanca anunció nuevas medidas para facilitar el comercio, el transporte de pasajeros y acabar con ciertas restricciones financieras en Cuba.
No obstante, el embargo comercial, que ya tiene más de 50 años de antigüedad, sólo puede ser retirado por el Congreso, que está controlado por los republicanos. Mientras que algunos de los congresistas se han decantado por apoyar las nuevas políticas de Obama en relación con Cuba, los principales líderes del partido, entre ellos Ryan, se siguen oponiendo firmemente a acabar con las restricciones.
Ciertos sectores a favor de retirar el embargo esperaban que la actitud de los republicanos se suavizase con respecto a Cuba una vez Obama dejase de ser presidente del Gobierno. Las relaciones entre Estados Unidos y Cuba suelen convertirse en foco de atención política estadounidense en época electoral, ya que Florida, uno de los estados clave en los comicios, está poblada por millones de ciudadanos estadounidense de origen cubano.
Ryan ha declarado que las medidas de Obama son "intentos de apaciguar al régimen opresivo de Cuba", que van a dañar los derechos de propiedad intelectual de las empresas norteamericanas. Aquellos que apoyan las políticas de Obama en este aspecto alegan que después de más de 50 años de restricciones, el régimen castrista sigue existiendo.