MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha subrayado este martes en una conversación con el presidente de Irak, Barham Salí, el "apoyo" de Washington al país, especialmente tras el "ataque terrorista" que tuvo como objetivo la residencia del primer ministro iraquí, Mostafá al Kazemi.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, ha informado sobre la llamada telefónica de Blinken y Salí, en la que ambos han discutido sobre el ataque que, según han indicado, "fue también un ataque a la soberanía y estabilidad del estado iraquí".
El jefe de la diplomacia estadounidense ha señalado así que Estados Unidos reconoce este suceso como "representativo de un ataque contra el estado iraquí" y "contra las fuerzas de seguridad" del país, al tiempo que ha reiterado que la asociación de Washington con el pueblo iraquí es "firme", según ha relatado Price.
De este modo, Washington ha "dejado muy claro" que ante cualquier "apoyo o asistencia" que necesiten las autoridades iraquíes, estará "dispuesto a brindarlo según corresponda". "No soy consciente de que hayamos recibido solicitudes específicas de este tipo todavía, pero ciertamente estamos preparados para seguir apoyando a nuestros socios iraquíes", ha aseverado el portavoz.
EL INTENTO DE ASESINATO
El intento de asesinato tuvo lugar el domingo, cuando varios drones con explosivos impactaron contra la vivienda de Al Kazemi, en la 'Zona Verde' de Bagdad, un área especialmente protegida dentro de la capital iraquí donde se encuentran la mayor parte de las embajadas y sedes de Gobierno del país.
El suceso tuvo lugar horas después de una nueva manifestación protagonizada por seguidores de varios partidos y milicias proiraníes en rechazo a los resultados de las parlamentarias, en las que estas formaciones sufrieron un duro varapalo.
Por el momento ningún grupo ha reclamado la autoría del ataque, mientras que diversas milicias proiraníes se han distanciado de lo sucedido.
Las parlamentarias, de carácter anticipado, fueron convocadas tras la grave crisis política en la que se vio sumido el país tras las masivas movilizaciones registradas en 2019, que forzaron la dimisión del Gobierno y la aprobación de una nueva legislación electoral.
Las protestas, que estallaron en octubre de 2019 y se saldaron con más de 550 muertos --según el balance oficial facilitado en julio de 2020--, supusieron una nueva muestra del desencanto de la población con la clase política ante los numerosos casos de corrupción, el mal estado de los servicios públicos y la crisis económica imperante en Irak.