Actualizado 27/10/2018 22:47

La epidemia de violencia que vive Brasil ha marcado las elecciones presidenciales

Violencia en Brasil
REUTERS / RICARDO MORAES

   RÍO DE JANEIRO, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Brasil sufre una epidemia de violencia que ha marcado las elecciones presidenciales que terminan este domingo en un país donde al menos 63.880 personas fueron asesinadas en 2017, según el Fórum Brasileño de Seguridad Pública (FBSP), una organización no gubernamental que registra los efectos de la violencia en el país.

   "Dos muchachos nos asaltaron cuando volvía de ver un partido de Brasil, en Copacabana. Uno llevaba una metralleta y otro una pistola. Se lo llevaron todo", dice Ester Dias, una actriz de Río de Janeiro asaltada este año.

   "Salimos corriendo de vuelta a donde estaban nuestros amigos", añade. Su testimonio es sólo uno de los miles que se reproducen a diario en una ciudad ya acostumbrada a los tiroteos, en el que muere una persona cada hora.

   La cifra supone un aumento del 2,9 por ciento con respecto a 2016 y el récord por tercer año consecutivo. Da cuenta de la situación de un país que no está en guerra pero donde los homicidios superan a los de muchos Estados en conflicto.

   "Es una situación gravísima. El 69,9 oor ciento de todos los homicidios anuales en Sudamérica ocurren en Brasil. El país ya mata más que la suma de sus once vecinos, lo que da una dimensión de la gravedad del problema, de cómo la vida está siendo banalizada y sin que haya una reflexión más profunda sobre el tema", señala Renato Sérgio de Lima, director del FBSP.

   Hasta 175 personas mueren cada día en Brasil. El número de muertos civiles aumentó un 20 por ciento en 2017, mientras el de policías muertos descendió un 4,9 por ciento, hasta los 367.

   La mayoría de los asesinatos se dan en el marco de la acción del crimen organizado, el incremento de las disputas entre bandas rivales y durante las intervenciones policiales en los lugares conflictivos. El país registra en total 30,8 asesinatos por cada 100.000 habitantes.

   "Sin duda, lo que realmente influye en el aumento de la violencia es la desigualdad social, que persiste en nuestra sociedad. Una desigualdad que, además, es muy visible en las estadísticas de violencia, una vez que la gran mayoría de las víctimas es negra, pobre, o habitante de las periferias", explica el analista De Lima.

   En efecto, las cifras de violencia varían por zonas. En São Paulo, que es el estado más rico y más poblado, se dieron el año pasado 10,7 asesinatos por cada 100.000 habitantes. En Río Grande del Norte, uno de los más pobres, se registraron en cambio 68 asesinatos por cada 100.000 habitantes.

COLAPSO

   Las autoridades parecen desbordadas. Río de Janeiro llegó a ser militarizada en febrero de 2018 por los disparados índices de violencia. Es habitual ver en las calles de la ciudad carioca a soldados preparándose para marchar hacia alguna de las favelas de la ciudad.

   En los primeros meses de intervención bajaron los robos pero aumentaron los tiroteos y los homicidios. En Río de Janeiro es frecuente escuchar disparos, sobre todo en la noche, aunque pueden darse a cualquier hora del día. Además, las muertes por enfrentamientos con las fuerzas de seguridad fueron las más altas en 30 años.

   "No ha habido una disposición efectiva del Estado brasileño en profundizar la discusión sobre seguridad pública. Por increíble que pueda parecer, un país del tamaño y de la importancia de Brasil no dispone de coordinación entre el Poder Judicial, la Fiscalía, la policía estatal, y la policía federal que se traduzcan en acciones eficaces de combate al crimen organizado, al narcotráfico o al comercio ilegal de armas de fuego", comenta De Lima.

El candidato ultraderechista a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, favorito para ganar las elecciones de este domingo, parece haberse ganado el favor de quienes reclaman mano dura contra los violentos.

   Propone aumentar las penas a homicidas y violadores, la reducción de la edad penal, empoderar a la policía, y una polémica regularización del porte de armas.

   "Armar a la población no va a resolver el problema de violencia. Todo lo contrario. Con más armas en circulación vamos a ampliar la triste estadística de homicidios", cree De Lima.

   "La verdad es que tenemos una sociedad asustada a todos los niveles, y que no ve una salida viable para revertir esa situación. Eso es preocupante, porque abre espacio para el discurso oportunista que promete reducir la violencia por medio de medidas anticuadas, como la que prevé armar a la población", añade el analista.

   Dandara Tinoco, investigadora del "think tank" Instituto Igarapé, cree que es posible mejorar el trabajo policial. "En el caso de la Policía Militar, es importante planificar la vigilancia preventiva en base a las áreas que concentran más crímenes, así como entrenar a los agentes para que usen la fuerza de manera proporcional. En el caso de la Policía Civil, es necesario sobre todo fortalecer su capacidad de investigación", explica.

   Uno de los principales problemas es la impunidad. "Los autores de este tipo de crimen con frecuencias no son responsabilizados por los mismos, lo que puede colaborar para que el ciclo de violencia continúe", cree Tinoco, que reitera la necesidad de prevención.

   Jair Bolsonaro lidera todas las encuestas de intención de voto de cara a la segunda vuelta de las presidenciales que se celebra este domingo. El candidato ultraderechista marcó un 56 por ciento de intención de votos válidos en la encuesta de la firma Datafolha publicada este jueves, frente al 44 por último marcado por su rival Fernando Haddad, que ha logrado disminuir su desventaja de 18 puntos a 12 puntos en una semana.