MADRID, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades de Etiopía han anunciado este miércoles la muerte de catorce presuntos miembros de un grupo rebelde que opera en la región de Oromía en una operación llevada a cabo en el área de Guji Oriental, ubicada en esta zona del país africano.
La Policía de Oromía ha indicado que los muertos son integrantes del Frente de Liberación Oromo (OLF-Shane) y ha agregado que se preparaban para "perpetrar actos de violencia" en Guji Oriental, según ha informado la cadena de televisión etíope Fana.
En este sentido, el jefe de la División de Pacificación de la Policía regional, Sajin Gutema Safeyo, ha resaltado que las operaciones se han saldado con la incautación de cuatro fusiles de asalto tipo Kalashnikov, una granada de manos y cuatro rifles.
Las declaraciones de Sajin llegan una semana después de que el comisario de la Policía de Oromía, Ararsa Merdassa, informara de la muerte de más de 140 supuestos integrantes de este grupo, acusado de diversas matanzas durante los últimos meses en el país africano.
La última matanza achacada al OLF-Shane tuvo lugar a principios de noviembre en una aldea de Oromía y supervivientes de la masacre aseguraron que los rebeldes "ejecutaron de forma sumaria" a decenas de miembros de la comunidad amhara en una escuela de Gaua Qanka.
Asimismo, Ararsa manifestó que durante las dos semanas previas habían sido detenidas cerca de 1.350 personas acusadas de dar apoyo al OLF-Shane, entre los que hay más de cien supuestos miembros del Frente para la Liberación del Pueblo Tigray (TPLF), en medio de la ofensiva del Ejército contra este último grupo en la región de Tigray.
Días después de la matanza en Gaua Qanka, el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, anunció el inicio de una operación en Tigray en respuesta al ataque perpetrado por el TPLF contra una importante base del Ejército. Desde entonces, las tropas gubernamentales han avanzado hacia la capital regional, Mekelle, sin dar muchos detalles sobre la ofensiva.
La violencia de carácter étnico ha ido en aumento en los últimos meses en Etiopía, donde las reformas y las medidas de reconciliación de Abiy parecen haber tenido como consecuencia precisamente mayores tensiones entre los distintos grupos étnicos que componen el país, el segundo más poblado de África.