Publicado 07/05/2021 13:12

Etiopía.- MSF alerta de niveles "alarmantes" de desnutrición entre embarazadas, niños y lactantes en Tigray

Archivo - Ataque contra un paritorio en Tigray (Etiopía)
Archivo - Ataque contra un paritorio en Tigray (Etiopía) - IGOR G. BARBERO / MSF / MSF - Archivo

El que fuera uno de los mejores sistemas sanitarios de Etiopía entra en completo colapso por las secuelas de los combates contra el TPLF

MADRID, 7 May. (EUROPA PRESS) -

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha alertado de que los niveles de desnutrición en el estado etíope de Tigray han alcanzado niveles "alarmantes", especialmente en la población de embarazadas, niños y lactantes, debido al impacto de la gran operación del Ejército etíope contra los rebeldes del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), que ha destruido gran parte de la estructura sanitaria de la región, en su momento una de las joyas de la corona del sistema de salud del país africano.

La red sanitaria de Tigray era un modelo de atención médica rural en África. Los centros cubrían las necesidades básicas de la población y todos sumados contaban con una flota de ambulancias que transportaban rápidamente a los pacientes en el caso de que necesitaran tratamiento especializado.

La localidad de Sebeya contaba con uno de los mejores ejemplos: un complejo de edificios que atendía a 17.600 personas y contaba con un servicio de obstetricia para pacientes como Fátima, de 27 años, que tuvo allí a sus cuatro hijos. "Si por lo que fuera no existía la atención que necesitabas", explica a MSF, "te mandaban a la ciudad de Adigrat en ambulancia".

A mediados de noviembre, durante el apogeo de los combates, varios cohetes destruyeron el paritorio --dos salas y una incubadora-- y la administración del centro. "Ahora, las mujeres están dando a luz en casa", lamenta Solomon, uno de los trabajadores sanitarios del centro, "donde los recién nacidos se juegan la vida aunque el parto salga bien". Los pacientes con enfermedades crónicas como el VIH, la tuberculosis o la diabetes se han quedado sin medicación y los niños se exponen a neumonía y malnutrición.

MSF ha intentado aliviar los efectos de esta destrucción con su trabajo en clínicas móviles en unas 50 localidades rurales y montañosas de Tigray, así como proyectos en Axum, Adwa, Abi Adi, Shire o Sheraro. Ello no ha podido impedir que, en las últimas semanas, una cuarta parte aproximada de los 309 niños que han podido atender en zonas remotas de la región presentaran síntomas de desnutrición", en palabras de la responsable de emergencias de MSF, Karline Kleijer.

"Todavía desconocemos la verdadera magnitud del problema, pero los pacientes que hemos visto en muchas de las zonas rurales que hemos visitado afirman que no tienen acceso a los pocos puntos de distribución que existen", continúa Kleijer. "Si bien es cierto que otras organizaciones humanitarias han enviado equipos a Tigray, especialmente desde febrero, la respuesta sobre el terreno sigue siendo extremadamente limitada, y casi nunca se extiende más allá de las principales ciudades".

De hecho, en los meses transcurridos desde noviembre de 2020, las 10.000 personas que viven en Adiftaw y sus alrededores no han podido ver a un médico ni ser remitidas a un hospital para recibir atención especializada, entre ellas embarazadas y ancianos, algunos enfermos de malaria, una de las enfermedades contagiosas más preocupantes para el personal de MSF.

En este sentido, MSF advierte de que, si no se suministran inmediatamente reservas de alimentos en cantidades suficientes y se amplían las intervenciones médicas y humanitarias, existe un riesgo considerable de que la desnutrición se extienda de forma generalizada, con lugares donde se producirán muchos casos graves, y donde es posible que comiencen a aparecer brotes de enfermedades en los próximos meses.

Para los residentes de Sebeya, la reanudación parcial de los servicios médicos a través de una clínica móvil puede ser un paso positivo, pero sigue siendo, en palabras de la organización "una mera gota en el océano": la mayoría de sus residentes han perdido su medio de vida por la violencia de los combates, que a veces han sufrido personalmente.

"Yo era comerciante antes de la crisis", explica 'Mariam', otra de las pacientes, mientras espera su control prenatal. "Tenía una tienda que vendía café, azúcar y materiales de limpieza, pero fue saqueada después de que tuviéramos que huir de la ciudad para buscar refugio en la aldea de mis suegros".

"Solía tener una buena vida y mi única preocupación era mejorar el negocio, y nunca pensamos que el conflicto nos fuera a golpear. Nunca pensé que me encontraría sin comida y teniendo que esconderme en el monte", lamenta.