Actualizado 01/09/2018 02:29

Exilio y xenofobia: el estigma que sufren los migrantes venezolanos en Iberoamérica

A Venezuelan migrant breastfeeds her baby at the Binational Border Service Cente
REUTERS / DOUGLAS JUAREZ

   CARACAS, 1 Sep. (Notimérica) -

   Más de 1,6 millones de venezolanos han tenido que cruzar la frontera de su país desde 2015 por pura supervivencia. La crisis económica, social y política que vive el país iberoamericano está dando lugar a una de las diásporas más ingentes de las últimas décadas.

   Colombia, Ecuador y Perú son los destinos principales de refugio, países en los que el trato discriminatorio hacia la migración venezolana se ha instalado con ellos.

   Si bien esta no es la situación más común, es tristemente habitual. Decenas de venezolanos han denunciado haber recibido un trato discriminatorio motivado por su origen, lo que se suma a la vulnerabilidad en la que se encuentran los migrantes, tal y como ha denunciado la Fundación Ideas para la Paz (FIP, por sus siglas en inglés), poniendo el foco en el tráfico de personas y en la explotación sexual.

ECUADOR

   En los últimos seis meses, 547.000 venezolanos han cruzado Colombia para asentarse en Ecuador, unos 4.000 migrantes al día en el caso del mes de agosto, el punto más alto de este flujo, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

   El 18 de agosto, con el fin de frenar el ingreso de venezolanos en el país, entró en vigor la obligatoriedad del pasaporte para migrantes venezolanos, exigencia que, sin embargo, fue suspendida el viernes 24, una semana después.

   Leydy, venezolana, de 30 años y con un hijo de 13, se instaló en Ecuador hace dos meses después de que la ferretería en la que trabajaba en su país de origen hubiese cerrado. "Sentí que querían tenerme como una esclava", ha declarado al explicar su trabajo en el país como empleada doméstica, en el que tenía que cuidar a varios niños y realizar las labores de la casa, trabajo extenuante que ha tenido que dejar.

   "En los buses ves como algunos miran mal a los venezolanos que se suben a vender cosas. También empiezan a hablar en voz baja y uno siente que es rechazado", ha explicado la venezolana, quien continúa buscando un colegio para su hijo, tal y como ha recogido el diario 'La Tercera'.

   José y Karime también se han visto obligados a emigrar tras nueve meses esperando por sus pasaportes. Hasta tres veces han tenido que pagar su solicitud en el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime) hasta que les otorgaron los documentos.

   "Hemos visto la discriminación contra los venezolanos, cómo nos tratan, cómo nos explotan. Cuando llegamos se nos maltrató en el sentido laboral. Se aprovechaban de nosotros, de los salarios, de las horas que teníamos que trabajar, por 10 o 12 horas. A mi esposa durante los primero cuatro o cinco meses que trabajó no le pagaron", ha asegurado José.

PERÚ

   La exigencia de pasaporte también se ha instalado en Perú, el segundo país con mayor cantidad de migrantes venezolanos.

   Una de ellos es María Cordero, de 22 años. "Salí de Venezuela porque no tenía cómo comprar leche para mi hija recién nacida. Ni siquiera podía alimentarme bien para darle pecho. Sólo tenía para comer una vez al día", ha declarado la joven.

   "Iba con miedo a que nos pasara algo en el camino, cómo iban a actuar con uno. Vi varios compañeros que viajaron en los mismos buses que yo, que los discriminaban por ser venezolanos", ha explicado Cordero, quien se ha hecho voluntaria del albergue Sin Fronteras en Lima, que acoge a decenas de venezolanos.

COLOMBIA

   Con diferencia, Colombia es el país al que más venezolanos han emigrado, en torno a 800.000. "Una amiga de mi mamá que vive en Bogotá sufrió xenofobia en el TransMilenio. Estaba sentada, en ningún momento habló, pero igual una mujer le dijo: ¡párate!, esos asientos son para colombianos, no para los 'veneco' (sobrenombre despectivo)", ha declarado Julio Aguirre, un venezolano que lleva tres meses en Cali.

   Los trámites para acceder al país vecino son muy complejos, y el hecho de tener doble nacionalidad no los agiliza. Después de que el restaurante que regentaba junto a su pareja cerrase debido a la escasez de alimentos, Aguirre, de madre colombiana, y su mujer decidieron irse del país.

   "Siempre te comentan 'están llegando tus paisanos' o 'en cada semáforo hay venezolanos', y no es mentira porque lo he visto. De alguna manera te marcan y tienes que estar dando una explicación por los demás", ha declarado Julio.