Actualizado 28/11/2018 11:31

El exjefe de campaña electoral de Trump niega haberse reunido con el fundador de Wikileaks en la embajada de Ecuador

Julian Assange
REUTERS / PETER NICHOLLS - Archivo

    MADRID, 28 Nov. (EUROPA PRESS) -

   Paul Manafort, antiguo jefe de campaña de Donald Trump, ha negado este martes haber mantenido reuniones con el fundador de Wikileaks, Julian Assange, en 2013, 2015 y 2016, tal y como ha informado el diario británico 'The Guardian'.

   "Esta historia es totalmente falsa y deliberadamente difamatoria. Nunca me he reunido con Julian Assange ni nadie conectado con él", ha dicho a través de un comunicado publicado por su portavoz.

   "Estamos considerando todas las opciones legales contra 'The Guardian', que ha procedido a publicar esta historia incluso de ser notificado por mis representantes de que era falsa", ha agregado, según ha recogido la cadena de televisión estadounidense CNBC.

   Por su parte, Wikileaks ha señalado que "Assange ha pedido a sus abogados que demanden a 'The Guardian' por difamación por la historia inventada sobre Manafort", al tiempo que ha abierto un fondo para demandar al diario.

   "Estas afirmaciones son completamente falsas y la historia ha sido inventada. Sin embargo, se ha hecho viral y ha sido repetida sin sentido crítico por parte de medios de comunicación de todo el mundo", ha lamentado en su página web.

   Según las informaciones de 'The Guardian', Manafort se reunió en secreto en tres ocasiones con Assange, la última de ellas meses antes de que el portal de filtraciones revelase una batería de correos electrónicos robados al Partido Demócrata en plena campaña electoral.

   Varias fuentes consultadas por el rotativo británico han confirmado la celebración de estos encuentros, aunque no están claros ni los motivos ni su contenido. La información vuelve a sembrar la duda sobre el entorno de Trump y sus relaciones con actores vinculados directa o indirectamente a la órbita de Moscú.

   La relación entre Manafort y Assange se remontaría a finales de 2012 o principios de 2013, cuando el empresario estadounidense trabajaba en Ucrania y asesoraba al entonces presidente, Viktor Yanukovich, refugiado en Rusia desde la revolución que derrocó su Gobierno.

   Manafort, acusado por la Fiscalía especial que investiga la presunta connivencia entre la campaña de Trump y el Gobierno ruso, realizó su primera visita al año siguiente de que Assange se refugiase en la Embajada ecuatoriana en Londres para esquivar su posible extradición a Suecia, donde el fundador de Wikileaks estaba siendo investigado por supuestos delitos sexuales.

   Según 'The Guardian', Manafort regresó a la Embajada en 2015 y realizó una tercera visita en primavera de 2016, cerca de las fechas en las que se incorporó como uno de los principales asesores del entonces precandidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump. Esta última visita duró unos 40 minutos, según una de las fuentes.

   El personal de la Embajada no fue consciente de quién era Manafort y de su vinculación con Trump hasta después de las reuniones y la información apunta que el exasesor no siguió los protocolos habituales para otros invitados que se registran ante el personal de seguridad y enseñan sus pasaportes.

UNA NUEVA VARIABLE

   La revelación añade un nuevo factor a la secuencia de acontecimientos de verano de 2016, cuando Wikileaks publicó decenas de miles de correos electrónicos supuestamente interceptados por los servicios de Inteligencia ruso. La exsecretaria de Estado Hillary Clinton atribuyó a esta filtración parte de su derrota en las elecciones presidenciales.

   Manafort siempre ha negado cualquier vinculación con este ciberataque, por el que el fiscal especial Robert Mueller ha imputado a 12 oficiales rusos. Una de las sospechas que siempre ha acompañado al entorno de Trump es si la campaña estaba al tanto de las operaciones de Moscú y si inclusó las alentó en busca de posibles réditos políticos.

   Según un informe escrito por el exagente del MI6, Christopher Steele,Manafort formó parte de una "conspiración" entre la campaña de Trump y el Gobierno ruso, interesados ambos en derrotar a Clinton. A esto se suma que Assange vería una Administración en manos de Trump más favorable a sus intereses que una bajo mando de Clinton.