Actualizado 02/03/2017 10:03

El expresidente de Odebrecht confirma que entregó fondos a la campaña de Dilma Rousseff

Dilma Rousseff
REUTERS

   BRASILIA, 2 Mar. (Reuters/EP) -

   El empresario Marcelo Odebrecht confirmó este miércoles a las autoridades electorales de Brasil que pagó al jefe de campaña de la expresidenta Dilma Rousseff en 2014 con fondos de la caja chica de la firma constructora, tras un acuerdo con el entonces ministro de Hacienda Guido Mantega, han contado a Reuters fuentes cercanas al caso.

   Al final de su testimonio, el expresidente ejecutivo de Odebrecht SA, la mayor empresa de ingeniería y construcción de Latinoamérica, dijo que no podía afirmar "con certeza" que la destituida mandataria Rousseff y el actual presidente de Brasil, Michel Temer, estuvieran al tanto de "cualquier ilícito en las donaciones", según las fuentes.

Odebrecht ratificó que los pagos fueron realizados a Joao Santana, que por entonces dirigía la campaña electoral de Rousseff para llevarla a un segundo mandato.

   El encarcelado empresario contó que el ex ministro de Hacienda Mantega negoció las donaciones clandestinas para la compaña de 2014, que ascendieron a un total de 300 millones de reales, pero negó que se tratara de sobornos para conseguir contratos del Gobierno, según la fuente.

Marcelo Odebrecht ha sido sentenciado a 19 años de prisión por un tribunal federal de Brasil por su papel en el extenso escándalo de corrupción que ha implicado a algunos de los más altos líderes políticos y empresariales de varios países de América Latina. Actualmente busca una rebaja de su condena como parte de un acuerdo de delación compensada.

   Las declaraciones del miércoles fueron realizadas en la corte electoral de justicia de Curitiba, en el marco de las investigaciones sobre los pagos ilícitos a la campaña de Rousseff y su compañero de fórmula Temer en 2014.

   Las pesquisas sobre sobornos y favores políticos, conocida como 'Lava Jato', amenaza con hacer caer a miembros del círculo más estrecho de Temer y ha generado tal incertidumbre política que está socavando la confianza de las empresas, mientras Brasil atraviesa una recesión de dos años.