Actualizado 26/10/2018 19:37

Expresos de la dictadura alertan contra Jair Bolsonaro

Jair Bolsonaro, candidato a la Presidencia de Brasil
REUTERS / RICARDO MORAES
  

   "Jamás imaginamos volver 50 años atrás", aseguran antiguos presos ante el ascenso del ultraderechista

   RÍO DE JANEIRO, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -

   Brasil celebra este domingo las elecciones más polarizadas de su historia reciente, en un clima de hastío ciudadano con la clase política y con la violencia, que se cobró más de 63.000 vidas en 2017, en niveles de récord por tercer año consecutivo. Para quienes fueron torturados durante la dictura, el momento es particularmente doloroso.

   Buena parte de los ciudadanos brasileños piden mano dura contra los criminales, y ven en el candidato presidencial ultraderechista Jair Bolsonaro la opción ideal para reducir la violencia.

   Bolsonaro, que ganó la primera vuelta del 7 de octubre con el 46 por ciento de los votos, propone aumentar las penas contra violadores y homicidas, empoderar a la Policía y un esquema de registro de armas para que los ciudadanos de a pie puedan defenderse.

   Pero ha sido criticado por defender la dictadura militar que gobernó el país sudamericano entre 1964 y 1985, y también prácticas como la tortura. "¡Qué época maravillosa! Usted podía caminar por la calle con seguridad. Su familia era respetada y el policía era policía", dijo Bolsonaro en 2015, en una entrevista para la cadena RedeTV!.

   "Estoy a favor de la tortura y tú lo sabes. Y el pueblo también es favorable", dijo también en 1999, en una polémica entrevista para el programa Cámara Abierta.

Vera Vital

   Quienes vivieron las torturas de la dictadura militar señalan que el ascenso de Bolsonaro es doloroso. "Estamos estupefactos frente a un candidato que sale de las tumbas de la terrible dictadura que se vivió en este país. Bolsonaro devuelve a la ciudadanía los sentimientos más atrasados, perversos, conservadores y fascistas que esta sociedad tiene en su historia", expone Vera Vital Brasil, torturada en Río de Janeiro durante la dictadura.

   Los recuerdos siguen persiguiendo a Vital, detenida en 1969 por su militancia activa en el movimiento estudiantil universitario, y torturada en el antiguo Centro de Operaciones de Defensa Interna (DOI-CODI) de Río de Janeiro.

   Lamenta especialmente una de las frases más polémicas de Bolsonaro. "El error de la dictadura fue torturar y no matar", dijo en 2016 el candidato ultraderechista, en una entrevista para la radio Jovem Pan.

   "Estoy absolutamente horrorizada con esa declaración. Es de tal violencia que un sujeto como ese jamás podría ser parlamentario. No podría ser aceptado en cualquier congreso de cualquier país del mundo, pero fue mantenido en el Parlamento brasileño", lamenta Vital.

Ana Miranda

   "Río de Janeiro es ahora un laboratorio de la violencia y lo que Bolsonaro proclama es que el proceso de represión va a ser mucho más intenso y que va a dar licencia para matar. ¿Qué país es ese? Va a ser un país de destrucción total de las políticas públicas y de los sectores más empobrecidos", comenta Vital.

   "Él es una marioneta en la mano de los sectores más violentos a los que no les importa más que su propia cartera", añade.

EL EJÉRCITO, LA INSTITUCIÓN MÁS RESPETADA

   El Ejército sigue siendo, en cualquier caso, la institución más respetada del país. El 56 por ciento de los brasileños valoran a sus militares positivamente. En cambio, sólo el 7 por ciento tiene una opinión positiva del Congreso, según una encuesta realizada en 2017 por la Fundación Getúlio Vargas y la Escuela de Derecho de Sao Paulo.

   En otro sondeo, publicado también el año pasado, el 43 por ciento de los consultados señaló que apoyaría una intervención militar provisional, en un país sumido en una grave crisis política, debido a la corrupción generalizada, e inmerso en una crisis económica que va camino del lustro.

   "Es terrible. Nunca hubiéramos podido imaginar que íbamos a vivir la misma situación cincuenta años después", señala Maurice Politi, preso y torturado por la dictadura tras ser descubierta su militancia en el grupo guerrillero brasileño conocido como Acción Libertadora Nacional (ALN), considerado como 'terrorista' por la derecha brasileña.

"NO HUBO JUSTICIA DE TRANSICIÓN"

   "Hay una profunda división social. Se debe en gran parte al olvido, al hecho de que en Brasil no hubo ningún militar o torturador sancionado. Hasta el año 2007 este asunto de la dictadura era un tabú. En Brasil no hubo justicia de transición", lamenta Politi.

   Su opinión es compartida por la mayoría de ex presos de la dictadura. Los militares se beneficiaron de una Ley de Amnistía aprobada en 1979, y que sigue vigente tras varios gobiernos de izquierda, para no responder por ninguna de las acusaciones en su contra.

   El Gobierno de Dilma Roussef, también torturada durante la dictadura, intentó arrojar luz a las denuncias contra los militares en 2012 con la creación de una Comisión de la Verdad, considerada como insuficiente por los encarcelados durante el régimen militar.

   La Comisión concluyó en 2014 con un informe que reconocía 434 víctimas de la dictadura, entre asesinados y desaparecidos, un número muy inferior al registrado en el resto de regímenes autoritarios del Cono Sur en la segunda mitad del Siglo XX.

   Esa comparación con otras dictaduras, y el argumento de que los militares lucharon contra el comunismo terrorista, son algunos de los principales alegatos esgrimidos por quienes defienden el régimen autoritario brasileño.

   "Esa es la teoría de los dos demonios que en Argentina ya pasó a la historia. La resistencia armada sí ha hecho atentados y ha matado a algunas personas, del propio aparato policial militar, pero si se compara el número de personas que murieron a manos de la resistencia y los que desaparecieron en las manos del Estado, se demuestra la falacia de esa teoría", cree Politi.

LOS RECUERDOS DE LA DICTADURA SIGUEN PRESENTES

   Los recuerdos de la dictadura golpean duramente a Ana Miranda cuando se sitúa en frente de la antigua sede del Departamento de Ordem Política e Social (DOPS) en Río de Janeiro, un antiguo edificio de piedra marrón y numerosos relieves coronado por la leyenda 'Policía Central', grabada en su superficie.

   "Lo que me pasó a mí le pasó a centenares de personas. Primero me llevaron a una comisaría y comenzaron a torturarme inmediatamente. Me violaron con porras", declara con un nudo en la garganta.

   "Luego me trajeron aquí y me metieron por esa puerta", dice señalando un portón de metal negro. Miranda fue encarcelada en 1970 por su militancia en el movimiento estudiantil y en el ALN. "Todavía hoy permanecen muchas cosas de la dictadura. No hubo transición entre una dictadura militar y un Gobierno civil más democrático", explica.

   Miranda es una de las líderes del movimiento 'Ocupa Dops', que quiere convertir el edificio en un museo que explique lo sucedido en la dictadura, en lugar del semi abandonado museo de la Policía Civil que alberga ahora.

   "Infelizmente durante mi detención conocí a Carlos Alberto Brilhante Ustra", dice refiriéndose a un coronel líder del sistema de represión durante la dictadura, que también torturó a la ex presidenta Roussef y es loado por Bolsonaro.

   "Por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el pavor de Dilma Roussef", dijo el candidato ultraderechista, cuando votó a favor del 'impeachment' a la ex presidenta.

   "Quienes lo alaban son jóvenes que no vivieron la dictadura, no saben qué fue, y no tienen ni idea. Y lo peor es que están siendo empoderados porque Bolsonaro incita todo eso. Son tiempos muy sombríos. Es difícil para nosotras, que luchamos por recuperar una democracia, volver al pasado", sentencia Miranda.