Actualizado 23/07/2018 00:07

La ficticia homogeneidad ideológica en el ecuador del ciclo electoral latinoamericano

Elecciones
NOTIMERICA

   CIUDAD DE MÉXICO, 23 Jul. (Notimérica) -

   El último año ha sido uno de los más intensos para la política latinoamericana. Un total de 14 procesos electorales han sido celebrados a lo largo de toda la región, entre ellos siete presidenciales, completándose asimismo la mitad del ciclo electoral de la región (siendo 14 las programadas).

   A falta de la celebración de las presidenciales en Brasil, las últimas del año 2018 --y sin tener en cuenta las de El Salvador, Panamá, Guatemala, Argentina, Bolivia y Uruguay en 2019--, parecía que el mapa político de la región iba a estar marcado por un giro a la derecha, el retorno del péndulo después de varias décadas de gobiernos de corte socialista.

   Sin embargo, varios comicios han marcado la diferencia y hacen sospechar que el neoliberalismo no es tan fuerte como se consideraba en un primer momento y que la afirmación del "giro a la derecha" en América Latina no es tan exacto. Si bien Chile, Honduras, Paraguay y Colombia han dado la victoria a las opciones conservadoras, México, Costa Rica, Cuba y Venezuela --con la excepcionalidad que conllevan los dos últimos casos-- han virado hacia el otro lado.

   Los comicios mexicanos del pasado 1 de julio han dado un fuerte golpe a la derecha latinoamericana: la victoria por una arrolladora mayoría de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), líder izquierdista del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), ha sido fruto del fuerte sentimiento de frustración de los ciudadanos mexicanos ante la situación económica, social y política del país azteca.

   De hecho, como señala Carlos Malamud en 'El Heraldo de México', de nuevo México ha dado muestra del carácter anticíclico de sus elecciones: "En 2000, 2006 e incluso en 2012, las victorias del PAN y del PRI fueron a contracorriente de la expansión bolivariana en América del Sur. La victoria de López Obrador en 2018, aunque de sentido inverso a las anteriores, confirma una cierta autonomía frente al resto del continente".

   Asimismo, es reseñable el avance de la izquierda en el caso colombiano: un país con fuerte arraigo a la derecha en el que las políticas de corte opositor nunca han llegado a fraguar entre la población ha permitido que Gustavo Petro, exguerrillero del M19, pasara a la segunda ronda electoral que, finalmente, dio la victoria al candidato uribista, Iván Duque.

   En cualquier caso, y teniendo en cuenta los efectos provocados por la firma de los Acuerdos de Paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y la presencia en las cámaras de gobierno del nuevo partido de la extinta guerrilla, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), es necesario destacar dicho avance en la ideología de la sociedad.

   La degradación de la democracia y las críticas situaciones por las que pasan los países bolivarianos de Venezuela y Nicaragua ha sido una de las herramientas más utilizadas por la derecha latinoamericana para reforzar sus posiciones en los procesos electorales. Las comparaciones y advertencias han sido continuadas, valiéndose de ambos casos como método de desprestigio hacia el símbolo contrario.

   Sin embargo, parece que la afección no ha sido tanta como se esperaba, pues la presumible homogeneidad ideológica de la región se ha visto fragmentada e, incluso, puede estarlo más en función de lo que ocurra el próximo día 7 de octubre en las elecciones presidenciales brasileñas.

   El caso del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva sirve, asimismo, como método de condena de los gobiernos de izquierda: la denuncia de su encarcelamiento estratégico --presumiblemente impidiendo su candidatura a los comicios-- vale de argumento y ejemplo del "sabotaje a la izquierda" latinoamericana.

   La desconfianza y hartazgo hacia las instituciones y sistemas democráticos de los ciudadanos latinoamericanos está marcando el camino electoral de la región. Según los resultados, parece que vuelve a encaminarse a la izquierda con lentitud, pero 'in crecendo', y especialmente hacia los personalismos. El ejemplo claro de ello es la victoria de AMLO.

   En la década de los años 90 fue el giro a la izquierda, y con los últimos años parece que han sido protagonizados por un giro a la derecha... ¿Cuál será el próximo movimiento en la región? ¿Se enfrenta América Latina a un escenario totalmente nuevo?