Actualizado 02/07/2018 08:43

¿Cómo fueron los últimos días de Perón?

Perón
Perón - NOTIMÉRICA

   BUENOS AIRES, 1 Jul. (Notimérica) 

   Este 1 de julio se cumplen 44 años de la muerte del expresidente argentino Juan Domingo Perón, una figura política que marcó para siempre la historia de Argentina.

   Perón fue presidente de la nación iberoamericana a lo largo de tres décadas: desde 1945, año en el que alcanzó la primera presidencia; hasta 1974, cuando murió en La Casa Rosada, residencia presidencial del país. Sin embargo, entre los años 1955 y 1972 Perón se mantuvo exiliado, por lo que se mantuvo alejado de la Presidencia.

   Las tres décadas que Perón gobernó sirvieron para establecer un régimen político característico que pasó a la historia como el 'peronísmo'. En palabras de Perón todos los argentinos eran peronistas, pro-peronistas o, en todo caso, anti-peronistas, pero siempre peronistas.

   Lo cierto es que Perón contaba con una gran mayoría ciudadana que le apoyaba dentro de su país, pero dentro de este también tenía detractores. Mientras que unos le recordarán como el presidente que industrializó Argentina e implantó justicia social, otros le recordarán como un dictador.

LA DECADENCIA DEL PRESIDENTE

   El inicio de los años 70 estuvo marcado por el principio del fin de la vida de Perón. Los historiadores internacionales coinciden en que políticamente "el Perón de los años 70 era el Perón de la esperanza para casi la totalidad de los Argentinos", sin embargo, su salud se empezó a ver afectada por el paso de unos años que le pasaron factura.

   Las enfermedades que le aquejaban vaticinaban su muerte desde, al menos, 1972. Esto era algo que los más cercanos a Perón intentaron ocultar a los ciudadanos argentinos casi hasta el final de sus días, pero tanto sus más allegados como él mismo sabían que moriría más pronto que tarde. Padecía un problema cardíaco crónico e irreversible y una arteriosclerosis periférica.

   Perón era tan consciente de su muerte que llegó a decirle a su entorno más cercano "esto se acabó", de acuerdo con su enfermera. El presidente tampoco quiso pronunciarse públicamente sobre su estado de salud pero sí dio un discurso a modo de despedida el día 12 de junio, 19 días antes de su fallecimiento. En él quiso aclarar que se llevaba consigo "la más maravillosa música: la palabra del pueblo argentino".

   

   Desde ese momento, se siguió encargando de algunas cuestiones pues la estabilidad política del país tampoco estaba en su mejor momento. Sin embargo, desde el 20 de junio delegaría en la vicepresidenta, su esposa Isabel de Perón, las decisiones políticas pertinentes.

   El 28 de junio el político fue víctima de un edema agudo de pulmón que le condujo a un deterioro tanto físico como mental definitivo. Finalmente, tras el agravamiento paulatino de su estado, un paro cardíaco puso fin a la vida de la histórica figura argentina el 1 de julio de 1974, a la edad de 78 años.

   Su muerte tuvo un gran impacto en la sociedad argentina debido a que tras esta el futuro político del país se vislumbraba incierto. Su esposa Isabel anunciaba su muerte llamando a la unidad y a la estabilidad, a la vez que enaltecía a su ya difunto esposo como hito político no solo argentino sino iberoamericano.