MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha confirmado este sábado que seis migrantes han muerto y otros 24 han resultado heridos por los disparos efectuados por guardias libios durante un motín y posterior huída de un centro de detención de migrantes en la capital del país, Trípoli.
El incidente ocurrió en el superpoblado centro de detención de Al Mabani donde, en el momento de la revuelta, se encontraban hacinadas más de 3.400 personas, entre ellas 356 mujeres y 144 niños, la mayoría detenidos durante la ola de arrestos efectuada la semana pasada por las autoridades libias contra la población de migrantes del barrio de Gergaresh.
El propio personal de la OIM presente en Trípoli ha confirmado las muertes y las heridas a los migrantes que intentaban huir del centro. "Nuestra gente describe a personas tendidas en charcos de sangre", ha denunciado el jefe de la misión de la OIM en el país, Federico Soda.
"El uso excesivo de la fuerza con consecuencias letales", ha añadido, "es una ocurrencia habitual en los centros de detención de Libia, y estamos absolutamente devastados por esta pérdida de vidas".
La OIM ha trasladado a cuatro heridos a una clínica privada y a otros once a un hospital local, mientras parte de su personal sigue en Mabani asistiendo a los afectados en el lugar, escenario constante de incidentes.
De hecho, y durante una visita el miércoles a Al Mabani, un equipo de Médicos sin Fronteras (MSF) fue testigo de cómo un grupo de migrantes y refugiados detenidos intentaba escapar. Fueron respondidos con "extrema violencia".
"Nuestro equipo escuchó dos rondas de intensos disparos a muy corta distancia y fue testigo de la paliza indiscriminada a un grupo de hombres, que posteriormente fueron obligados a subir a vehículos y conducidos a un destino desconocido", ha explicado MSF.
La OIM vuelve a pedir una vez más a las autoridades libias que dejen de abusar de la fuerza contra los casi 10.000 hombres, mujeres y niños que viven atrapados en "condiciones tétricas" dentro de centros de detención del país, de capacidad limitada y que suelen prohibir la entrada a equipos humanitarios.