Actualizado 06/01/2010 17:15

Honduras.- Zelaya defiende "un proceso de cambio" en Honduras tras reunirse anoche con un emisario estadounidense


TEGUCIGALPA, 6 Ene. (EUROPA PRESS) -

El presidente depuesto hondureño Manuel Zelaya defendió este martes la necesidad de impulsar "un proceso de cambio" en el país centroamericano que prime un modelo de "liberalismo prosocialista" y "la desmovilización de las Fuerzas Armadas" en Honduras.

El mandatario derrocado así lo explico anoche en declaraciones a la emisora Radio Globo, tras reunirse en la Embajada brasileña en Tegucigalpa con el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Graig Kelly, quien llegó este mismo martes a la capital hondureña, con la intención de reunirse con los distintos actores políticos en Honduras.

Zelaya explicó que analizó con el funcionario estadounidense, que visita por cuarta vez Honduras, "diferentes perspectivas que tiene la crisis hondureña" y pudo constatar en el encuentro que "la posición de Estados Unidos sigue siendo la misma".

"Ellos desconocen el Gobierno del señor Micheletti, que aquí se dio un golpe de Estado, que aquí hay un estado de facto, que es necesario buscar una salida política a la crisis", explicó el mandatario depuesto a la emisora hondureña.

Posteriormente, Zelaya leyó un comunicado en el que defendió impulsar "un proceso de cambio dentro de la perspectiva política hondureña" que, incluya, "la desmovilización de las Fuerzas Armadas", que apoyaron el golpe militar que lo derrocó el pasado 28 de junio y la adopción de un modelo de "liberalismo prosocialista" para Honduras.

Dicho proceso de cambio debe dar a su juicio "paso a una nueva autoridad democrática y popular que debe surgir a través de la consulta popular".

Zelaya arremetió contra la burguesía y los distintos gobernantes que ha tenido Honduras porque "siempre se han acobardado o temblado ante la posibilidad de que el pueblo se organice para exigir las reformas que requiere el país" y calificó de "grave error" el apoyo de la oligarquía hondureña al golpe de Estado.

Se espera que Craig dé seguimiento al cumplimiento del denominado Acuerdo Tegucigalpa/San José, firmado por las partes en liza el pasado 30 de octubre para poner fin a la crisis política derivada del golpe.

A pesar de este acuerdo, que entre otros preveía la creación de un Gobierno unitario en Honduras, la celebración de elecciones generales y presidenciales en el país centroamericano en noviembre y la posibilidad de que Zelaya fuera restituido en el cargo hasta cumplir su mandato constitucional si el Congreso lo avalaba, Zelaya llamó a sus seguidores y a la comunidad internacional a rechazar los resultados de los comicios, organizados por "un Gobierno golpista".

El Congreso de Honduras rechazó por abrumadora mayoría el retorno de Zelaya a la Presidencia hasta el próximo 27 de enero, cuando concluye su mandato constitucional, algo que no votó hasta el 2 de diciembre.

El presidente electo Lobo ha apelado en reiteradas ocasiones a la necesidad de impulsar la amnistía política y la reconciliación nacional a través de un Gobierno unitario.

Las elecciones en Honduras han dividido a los países de ambos continentes americanos entre el grupo encabezado por Estados Unidos y que junto a otros como Costa Rica, Panamá y Colombia defendió reconocer los comicios en Honduras y al Gobierno de Lobo para superar la crisis en Honduras, frente al bloque de países capitaneados por Brasil que rechazó reconocer las elecciones, apoyado por Chile, Venezuela, Cuba, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Guatemala entre otros.

Estados Unidos y Brasil han tratado de superar sus diferencias patentes sobre Honduras. Ambos Gobiernos se han comprometido a impulsar un diálogo permanente que permita contribuir al fin de la crisis en el país centroamericano y precisó que ambos están de acuerdo en la necesidad de permitir la salida segura del presidente derrocado Manuel Zelaya del país y, por otra parte, la salida del presidente 'de facto', Roberto Micheletti, de la escena política para permitir la reconciliación nacional.

Así lo confirmó a mediados de diciembre el asesor de Lula para Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García, tras reunirse con el secretario adjunto estadounidense para el Hemisferio Occidental, Arturo Valenzuela.