Publicado 25/11/2019 20:27

Iberoamérica.- Activistas latinoamericanas denuncian la violencia contra las mujeres como el genocidio más antiguo

Plantean la visibilización y una perspectiva de género en la lucha contra la corrupción y otros abusos

MADRID, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -

Activistas latinoamericanas por los derechos de las mujeres han denunciado el feminicidio como el genocidio más antiguo y han reivindicado mayor visibilización, protección de las instituciones y reparación durante un acto celebrado en Madrid, coincidiendo con el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

Así, la directora de la Asociación Mujeres de Guatemala (AMG), Mercedes Hernández, ha defendido que se considere el feminicidio como un crimen de lesa humanidad para lograr así que sea inamnistiable e imprescriptible.

"El primer motivo del feminicidio es que se establece una diferencia entre las vidas humanas y las vidas que jamás van a ser consideradas humanas", ha afirmado Hernández en un acto celebrado en la Casa de América de Madrid.

Cada año en el mundo más de 66.000 mujeres "son asesinadas por hombres que en el mandato patriarcal estaban obligados a protegerlas". Esta cifra, ha destacado, deja fuera los crímenes de despersonalización de los crímenes de género, aquella violencia que se ejerce por desconocidos contra mujeres.

En Guatemala más de 11.000 mujeres han sido asesinadas entre 2000 y 2009, "cifras de guerra". "El patriarcado está en guerra contra las mujeres. Está en guerra contra el proyecto de vida, contra los cuerpos de las mujeres", ha denunciado.

"El feminicidio es una forma de necropolítica: deciden no solo la forma en que las personas iban a morir, pero también la forma en que las personas podían o no sobrevivir. Quiénes iban a ser consideradas humanas", ha remachado Hernández.

Para Hernández el feminicidio es un lenguaje: "asigna roles en el juego de poder"; es "bioterrorismo": "el cuerpo de los hombres es el arma de destrucción masiva más barata contra las aspiraciones vitales de las mujeres"; es violencia política, como la agudización de las agresiones durante la dictadura de Efraín Ríos Montt (1982-83) y son crímenes contra la Humanidad.

Además, Hernández ha reivindicado la reparación de estos crímenes dirigidos contra la mitad de la población. "¿Cómo reparar frente al terror?", se ha preguntado antes de defender el concepto de duelo social: "no hemos sido suficientemente lloradas".

VISIBILIZAR LOS CRÍMENES

En el acto también ha estado presente la periodista colombiana Jineth Bedoya, fundadora de la campaña "No es hora de callar", una iniciativa que pretende superar la estigmatización social que supone una agresión sexual. Bedoya ha relatado cómo tras ser secuestrada y violada cuando investigaba un caso de tráfico de armas relacionado con los grupos paramilitares hace 20 años.

Cómo tras diez años de silencio decidió aprovechar su notoriedad pública para denunciar su caso y animar a otras víctimas a hacer públicas estas agresiones perpetradas en el marco del conflicto armado entre las guerrillas, los paramilitares y el Estado colombiano.

Cómo fundó la iniciativa No es hora de callar. "La violencia sexual está atada a nuestra vergüenza. Nos hacen creer que nos lo merecemos", ha explicado. A ella incluso le dijeron que si ella, mujer, había ido a una cárcel de hombres a investigar un caso de tráfico de armas, es porque "querías lo que te pasó". Y todo ello agravado por una impunidad del 98 por ciento en los casos de violencia sexual en Colombia.

Ahora su organización se concentra en denunciar las redes de prostitución de niñas colombianas y venezolanas en ciudades turísticas como Cartagena de Indias, donde incluso se han editado folletos ofreciendo por unos 2.000 dólares una noche para cobrarse la virginidad de una niña de hasta 9 años.

"Por cinco euros los turistas extranjeros que bajan de los cruceros pueden tener sexo con niñas venezolanas", ha asegurado, sin que las autoridades hagan nada para impedirlo. "Estados Unidos y Europa alimentan a estas bandas del crimen organizado", ha reprochado.

CORRUPCIÓN Y VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

También ha intervenido la directora ejecutiva de Transparencia Internacional Venezuela, Mercedes de Freitas, quien ha subrayado que la corrupción instalada en las instituciones de Venezuela desde 2003 provoca una debilidad del Estado que fomenta la violencia contra las mujeres.

"No creemos que haya una intención, pero el Estado venezolano no ha hecho nada en dos décadas para combatir la violencia sexual. No hay donde acudir para pedir justicia", ha reprochado De Freitas. Así, ha relatado denuncias recibidas por su organización sobre jueces, fiscales, funcionarios o policías que piden favores sexuales a las mujeres a cambio de sus gestiones.

"Este tema no puede ser visto políticamente, sino técnicamente", ha apuntado, al tiempo que ha pedido un enfoque de género en los programas anticorrupción, formar a policías, fiscales, jueces,... y reformas legales para evitar que hechos como la extorsión sexual ni siquiera estén tipificados en la legislación venezolana.