LONDRES, 4 Sep. (EUROPA PRESS) -
La contracción de la actividad del sector manufacturero y del de la construcción, así como el estancamiento del sector servicios, por la incertidumbre del Brexit ha elevado la posibilidad de que Reino Unido sufra una recesión económica, según ha alertado este miércoles IHS Markit.
En concreto, el índice de gerentes de compras (PMI, por sus siglas en inglés) del sector manufacturero elaborado por la firma y publicado esta semana reflejó que la actividad había caído a mínimos desde julio de 2012, al situarse en 47,4 puntos en agosto. De su lado, el índice PMI del sector de la construcción alcanzó en el octavo mes del año los 45 enteros, su menor nivel desde marzo de 2009.
El índice relativo al sector servicios, publicado este miércoles, registró en agosto una caída de 1,2 puntos, hasta situarse en 50,6 enteros, por lo que ha descendido hasta el entorno del estancamiento, según ha informado IHS Markit.
"Después de que nuestras encuestan indicaran que tanto el sector manufacturero como el de la construcción mantuvieron profundas contracciones en agosto, la falta de crecimiento significativo en el sector servicios aumenta la posibilidad de que Reino Unido esté adentrándose en una recesión", ha alertado el economista jefe de IHS Markit, Chris Williamson.
Los panelistas consultados por la firma también han mostrado el menor optimismo desde julio de 2016 en lo que respecta a las condiciones de negocio durante los próximos 12 meses, principalmente por el impacto de la incertidumbre política doméstica (Brexit) en las decisiones de compras de los clientes.
"En lo que llevamos de año, los servicios han informado de su peor rendimiento desde 2008, con preocupantes debilidades observadas en todos los sectores, como el transporte, los servicios financieros, la hostelería y los servicios a empresas", ha añadido Williamson.
Aunque algunos panelistas han asegurado que han notado un crecimiento de sus exportaciones por la depreciación de la libra esterlina, otros muchos aseguraron que sus clientes europeos habían retrasado sus decisiones de compra y contratación como respuesta a la incertidumbre política de Londres.