Dejarán un pequeño contingente de entrenadores en medio de la incógnita sobre la respuesta de las poderosas milicias proiraníes del país
BAGDAD, 24 Ago. (DPA/EP) -
Las fuerzas norteamericanas desplegadas en Irak han comenzado su procedimiento de retirada de la gran base militar iraquí de Ain al Asad, en el oeste del país, y de la base aérea secundaria de Victoria, cerca del aeropuerto de la capital, Bagdad, según han confirmado fuentes de seguridad iraquíes bajo condición de anonimato.
Con esta maniobra, Estados Unidos responde a las peticiones formuladas desde hace meses por el Gobierno iraquí en unas conversaciones interrumpidas en agosto del año pasado dentro del aumento de las tensiones regionales y el incremento de ataques de milicias proiraníes.
Las fuerzas estadounidenses formaban parte de la llamada Fuerza de Intervención Conjunta dentro de la Operación Resolución Inherente que comenzó en 2014 con el objetivo de derrotar a Estado Islámico en Siria e Irak, en un momento en el que la organización yihadista sembraba el pánico en ambos países con avances territoriales que le llevaron a conquistar buena parte del territorio.
Las fuentes de seguridad iraquíes han confirmado que las fuerzas estadounidenses se están retirando hacia la región semiautónoma del Kurdistán iraquí y la vecina Kuwait, aunque un número "limitado" de efectivos -- ahora mismo hay un total de entre 2.500 y 3.000 militares estadounidenses en el país -- se quedarán para proseguir con su tarea de entrenamiento a las fuerzas iraquíes.
Cabe recordar que, el pasado domingo, el asesor ministerial iraquí Husein Alawi confirmó a la agencia oficial de noticias del país, INA, que las fuerzas estadounidenses completarían su maniobra de retirada el mes que viene, en virtud del acuerdo entre Irak y los países de la coalición internacional contra Estado Islámico para concluir la misión contra el grupo yihadista, ya derrotado a nivel territorial en el país, dentro del plazo anunciado públicamente de 2025 y 2026.
La retirada, añadió el asesor del primer ministro, marcará "una nueva fase de cooperación en seguridad centrada en funciones de asesoramiento y desarrollo de capacidades para las fuerzas de seguridad iraquíes".
El miembro del Comité de Seguridad y Defensa del Parlamento, Ali Nema al Bandawi, declaró a Shafaq News que el Comité Conjunto Superior de Seguridad, integrado por representantes iraquíes, estadounidenses y de la coalición, está supervisando la retirada según un calendario preciso. "Este proceso se lleva a cabo bajo un acuerdo formal, no como una medida unilateral", ha recordado Al Bandawi.
La gran incógnita reside en el comportamiento de las milicias pro-iraníes que están integradas dentro del aparato de seguridad iraquí. Se trata de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), la organización que aglutina a las principales milicias del país asociadas con Teherán, de enorme trascendencia en la política nacional de Irak hasta el punto de que el Gobierno iraquí, a pesar de las quejas de Estados Unidos dada su afinidad con la república islámica, está impulsando una ley para convertirlas en una institución de seguridad independiente.
Bagdad considera a las milicias como esenciales para mantener el control interno del país a pesar de su tendencia al exceso de violencia a la hora de reprimir manifestaciones contra las autoridades, como ocurrió en 2019 con el aplastamiento del movimiento social Tishrin.
Un incidente ocurrido a finales de julio deja entrever que el primer ministro de Irak, Mohamed Shia al Sudani, no tiene intención de permitir que las milicias se pasen de la raya. Uno de los grupos más destacados de las FMP, Kataeb Hezbolá, lanzó un ataque contra un edificio del Ministerio de Agricultura que acabó con tres muertos, entre ellos un agente de Policía, supuestamente para intimidar al nuevo director del departamento.
Al Sudani reaccionó señalando públicamente como responsables del ataque a elementos de Kataeb Hezbolá y de las Brigadas 45 y 46 de las Fuerzas de Movilización Popular que "se movilizaron sin órdenes ni aprobación, violando los protocolos militares y utilizando armas contra el personal de seguridad, causando muertos y heridos, incluyendo civiles".
Tras una breve deliberación, Al Sudani acabó ordenando la destitución de los comandantes de ambas brigadas teniendo en cuenta "las recomendaciones" de su gabinete de seguridad "que incluían el cese de ambos comandantes", según el comunicado recogido por la agencia oficial de noticias iraquí, INA.