MADRID, 30 Dic. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Irán, Hasán Rohani, ha criticado nuevamente este lunes las sanciones impuestas contra el país y ha agregado que su Gobierno no ha podido cumplir parte de sus promesas a la población debido a que "se ha visto arrastrado a una guerra".
"Hicimos esas promesas durante un periodo de paz, pero luego nos vimos arrastrados a una guerra que no elegimos y que no empezamos", ha sostenido. "Ahora estamos en periodo de guerra, lo que implica sus propias circunstancias, sea en el lugar del mundo que sea", ha agregado.
En este sentido, ha afirmado que Estados Unidos "inició una guerra económica total" tras retirarse en 2018 del acuerdo nuclear firmado en 2015 y que Washington "quiso convertirlo en una guerra política". "Fracasaron en eso", ha añadido.
"Intentaron también convertirlo en una 'guerra legal' presionando a Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales para que nos condenaran, pero también fracasaron", ha sostenido, según ha informado la agencia iraní de noticias Mehr.
Así, Rohani ha hecho hincapié en que "la era de las sanciones y las presiones contra el pueblo iraní llegará a su fin". "Los enemigos se han dado cuenta de que no pueden forzarnos a rendirnos con su campaña de 'máxima presión", ha argüido.
"Su único objetivo era sentarnos en una mesa de negociaciones en la que no tuviéramos otra opción que aceptar todas sus condiciones. Eso es imposible para nuestro Irán islámico", ha puntualizado.
De esta forma, ha aplaudido a la población por su postura "valiente y atenta" ante las presiones estadounidenses y ha recalcado que "no ha puesto una alfombra roja" a la interferencia extranjera en los asuntos del país, tal y como ha recogido la cadena de televisión Press TV.
Las palabras de Rohani han llegado un día después de que el jefe de la Organización de la Defensa Civil de Irán, el general Gholamreza Yalali, acusara a los "enemigos de la Revolución Islámica" y Estados Unidos de estar detrás de las protestas y disturbios registrados en noviembre y afirmara que buscaban convertir el país "en una segunda Siria".
Las movilizaciones, que arrancaron en respuesta a la decisión de las autoridades de subir los precios de los combustibles, se habrían cobrado 1.500 vidas, según fuentes extraoficiales iraníes, si bien el Gobierno ha negado que la cifra sea tan alta.
A pesar de sus grandes reservas energéticas, Irán hace frente a problemas para satisfacer la demanda interna de combustible debido a las sanciones y la escasa capacidad de refinamiento.
Las autoridades han denunciado en numerosas ocasiones la decisión de Estados Unidos de abandonar el acuerdo nuclear y reimponer sanciones contra el país, motivo por el que han empezado a incumplir puntos del pacto alcanzado en 2015.