Actualizado 06/11/2017 08:21

Los jóvenes menores de 30 años no pueden ser presidentes de Gobierno en Iberoamérica

Presidentes latinoamericanos
REDES

   MADRID, 5 Nov. (Notimérica)-

   Más de la mitad de las constituciones del mundo cuentan con un requisito mínimo de edad para poder optar a ser presidente de Gobierno. Una condición que se encuentra reflejada en el 73% de las cartas magnas y que en los países iberoamericanos impide que haya presidentes por debajo de los 30 años en 17 países.

   Iberoamérica "es la región de la edad mínima", según comentó a 'BBC Mundo' el profesor de la Universidad de Chicago Tom Ginsburg. Esta conclusión se extrae tras el análisis de 255 constituciones publicadas en los países iberoamericanos desde 1789 --pocas de ellas todavía en vigor--, en las que en un 88% existía un requisito mínimo de edad para poder ostentar el Gobierno del país.

   Mientras que varios países europeos exigen tan solo la mayoría de edad, como por ejemplo España, en los iberoamericanos este requisito impide a la gente más joven acceder a la Presidencia, siendo Nicaragua el país cuya Constitución permite tener el presidente más joven pidiendo 25 años y Guatemala el que más edad exige --40 años-- a los candidatos a la Presidencia.

   

   

   

 

   Ginsburg considera "antidemocrático" este mínimo de edad tan elevado "porque restringe la democracia. ¿Qué tal si tenemos un genio de 25 años?. Simplemente no puede ser jefe de Estado". El profesor lo plantea como una medida desfasada ya que en el siglo XVII "la esperanza de vida era de 40 años, por lo que 35 significaba alguien muy viejo, con mucha experiencia. Pero hoy es solo un número".

   Este límite tan repetido en todas las cartas magnas tiene origen en la estadounidense. Al ser un trasunto la mayoría de ellas de la de Estado Unidos que exige un mínimo de 35 años, los países de Iberoamérica plantean esta restricción variando --o no-- la edad según cada país. Del mismo modo todas las constituciones iberoamericanas exigen la nacionalidad y gozar de la plenitud de sus derechos legales para poder optar a gobernar el país. Más concretamente en México y Venezuela se exige no poder ser representante de ninguna Iglesia y en Argentina el presidente debe disfrutar de una renta de 2.000 pesos fuertes, una moneda ya extinta acuñada en el siglo XIX.

   Sorprende que aunque se puedan encontrar estos requisitos, otros, que podrían ser más importantes, no se recogen en las cartas magnas mundiales. Por ejemplo no existe una exigencia de formación acorde al puesto que va a ostentar; del mismo modo, tampoco experiencia en ningún campo. Otros ítems como la amplitud de miras, un perfil psicológico adecuado o simplemente, decir la verdad, tampoco se encuentran reflejados en las constituciones.