Actualizado 09/02/2017 11:37

Lara: "El Gobierno salvadoreño no puede renunciar al uso legítimo de la fuerza"

Benito Lara ministro de Justicia de El Salvador
Foto: CASA AMERICA

   MADRID, 31 Oct. (Lucía Gallo - Notimérica) -

   Actualmente, el problema más grave al que se enfrenta El Salvador es a la existencia de las llamadas maras o pandillas, grupos criminales organizados que extorsionan a la población y que, a menudo, están relacionadas también con el narcotráfico.

   El ministro de Justicia del país, Benito Lara, tal y como afirmó durante una rueda de prensa que tuvo lugar este miércoles en la Casa de América de Madrid, es consciente de este problema. Por ese motivo, el Gobierno está poniendo todo su esfuerzo en terminar con estas pandillas.

   Lara, en una entrevista concedida a Notimérica, explica la línea de acción que está llevando a cabo El Salvador para luchar contra las pandillas este 2015, que está viviendo su año más sangriento de la última década.

   En este sentido, sus acciones pasan por la implementación de un plan llamado 'El Salvador seguro' que, según el ministro, "busca incidir tanto en los efectos que tiene la inseguridad como en las causas".

PREVENCIÓN Y COMBATE CONTRA LAS MARAS

   De esta manera, las medidas del Gobierno salvadoreño se basan en dos vías de acción. Por un lado, la prevención y, por otro, el combate. La prevención toma como lema que "la educación es la clave". Por ello, el presidente de país, Salvador Sánchez Cerén, ha implementado un programa llamado 'Paquete escolar', que consiste en facilitar el material para el colegio a aquellos niños que no pueden permitírselo.

   No obstante, su segunda vía de acción, que pasa por el uso de la fuerza por parte de las autoridades contra los mareros, es la que está suscitando más polémica. Sobre este punto, Lara tiene claro que "el Estado no puede renunciar a su uso legítimo de la fuerza de manera proporcional".

   "Esto no significa exactamente que la violencia se combate con más violencia. Hay que combatir con firmeza sí, pero también hay que ofrecer nuevas oportunidades a la gente", explica el ministro salvadoreño.

   Una línea de acción que desde el Gobierno de El Salvador denominan como 'mano inteligente' y, cuyo supuesto fin es "la búsqueda de programas y proyectos que le vayan cambiando la vida a la gente".

MÁS DE 4.000 HOMICIDIOS ESTE AÑO

   Desgraciadamente, la realidad de El Salvador, por el momento, es muy distinta. Entre 2010 y 2014 fue certificado por las Naciones Unidas (ONU) como el segundo Estado sin conflicto bélico más violento del mundo, únicamente por detrás de Honduras, una posición que ha cambiado para peor en el último año a causa del desbordamiento de la violencia en El Salvador y su reducción en el país vecino.

   De hecho, datos oficiales de la Policía Nacional de El Salvador (PNC) señalan que en un país de 6,45 millones de habitantes se han cometido 4.198 homicidios violentos en el periodo comprendido entre enero y agosto en 2015, frente al total de 3.912 que hubo el año anterior.

   A pesar de esto, el ministro salvadoreño cree que con el reciente plan 'El Salvador Seguro' obtendrán resultados tanto a largo, como a medio y corto plazo. "A nuestro juicio, el próximo año vamos a ver una disminución importante de los homicidios y la violencia", asegura.

NO SE PLANTEA NEGOCIAR CON LAS MARAS

   Unos resultados que, según Lara, no se darán "en absoluto" a raíz de una futura negociación con las maras, ya que el Gobierno "no se plantea hablar con estos grupos criminales".

   En este punto, el responsable de la cartera de Justicia hace una gran distinción entre la situación de Colombia, donde el presidente Juan Manuel Santos ha alcanzado un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tras más de medio siglo de conflicto, y la del país centroamericano.

   "En Colombia existen intereses políticos. En nuestro caso únicamente son grupos de jóvenes metidos en estructuras criminales que, en algunas ocasiones, también están vinculados con el narcotráfico. No ansían hacerse con el poder", aclara Lara.

   No obstante, aunque las maras carecen de intereses políticos, sí que extorsionan a los principales actores del Estado, poniendo en riesgo las garantías constitucionales de éste.

   Esta problemática aumenta en el caso de los titulares de la Justicia encargados de juzgar y procesar a los miembros de las pandillas, ya que las amenazas y el miedo que sufren a causa de las maras pone en duda la efectividad de dicho órgano judicial.

   Lara reconoce que "en algunos momentos estos titulares se ven un poco amenazados", pero agrega que "todos los funcionarios corren algún riesgo en cualquier lugar, por lo que nuestro país tampoco puede ser la excepción".

   Aún así, el político salvadoreño asegura que "el Estado lleva a cabo medidas para la protección de ellos y su familia porque, por supuesto, es su responsabilidad".

REPERCUSIONES EN EL TURISMO

   La actual situación de El Salvador también tiene importantes consecuencias económicas, especialmente en relación a las inversiones y el turismo internacional.

   Por esa razón, el Ministerio de Turismo de El Salvador está llevando a cabo "importantes esfuerzos para promocionar el país como destino turístico de calidad", a pesar de la ola de violencia que está experimentando.

   Según datos de la Unidad de Inteligencia de Mercado de la Corporación Salvadoreña de Turismo, el 55,7 por ciento de los turistas va a El Salvador por motivo de visita a sus familiares o amigos, mientras que un 35,4 por ciento lo hace por negocios. Por lo tanto, el porcentaje de ciudadanos que eligen este país como destino de vacaciones es muy reducido.

   Para el ministro de Justicia, esto no sólo se debe a la inseguridad del Estado, sino que también "a la imagen creada por los medios de comunicación".

   "He escuchado frases como 'El Salvador es un río de sangre'. Esto, a parte de ser exagerado, resulta también ofensivo para los salvadoreños", confiesa, tras asegurar que "sí que hay turismo en El Salvador".

   En este sentido, de acuerdo con Lara, los medios de comunicación deberían darle importancia a las "cosas buenas" del país centroamericano.

    "No decimos que se trate de esconder nada, pero que se haga un balance global. También hay que decir lo bueno que hacemos, porque los salvadoreños hacemos cosas buenas todos los días", concluye.