Publicado 21/10/2019 11:49

Líbano.- El Gobierno de Líbano se reúne para abordar la crisis ante el plazo de 72 horas fijado por Hariri

MADRID, 21 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Gobierno de Líbano ha iniciado este lunes una reunión para abordar la actual crisis política y económica del país, tras cuatro días de movilizaciones masivas en la capital, Beirut, y otros puntos del país exigiendo la dimisión del Ejecutivo.

El primer ministro, Saad Hariri, ha mantenido un breve encuentro con el presidente del país, Michel Aoun, antes del inicio de la reunión, según ha informado la agencia estatal libanesa de noticias, NNA.

El propio Aoun ha destacado que "lo que está pasando en la calle es el reflejo del dolor de la gente", antes de tildar de "injusto" acusar a todos los partidos de estar implicados en casos de corrupción.

"Debemos empezar a retirar el secreto bancario de todas las cuentas de todo aquel que asuma un cargo ministerial, ya sea ahora o en el futuro", ha defendido. Los manifestantes han denunciado en las protestas un nivel de corrupción generalizado en el país.

La reunión ha arrancado en medio de la que será la quinta jornada de manifestaciones en el país y en el que supone la fecha límite fijada por el propio primer ministro para alcanzar una solución a la crisis.

El encuentro llega un día después de que fuentes oficiales citadas por la agencia de noticias Reuters indicaran que Hariri había pactado con los integrantes de su coalición de gobierno un paquete de reformas para intentar calmar las protestas.

El paquete incluye la reducción a la mitad de los sueldos de altos cargos actuales y anteriores y 3.300 millones de dólares (unos 2.955 millones de euros) en contribuciones de la banca para reducir la deuda pública y "acercarse al déficit cero" en los presupuestos de 2020, según estas fuentes.

Asimismo, contempla la privatización del sector de las telecomunicaciones y una reforma del maltrecho sector de la electricidad, una de las demandas clave de los potenciales donantes e inversores internacionales para liberar unos 11.000 millones de dólares (cerca de 9.850 millones de euros) en préstamos.

Además, recoge una serie de medidas de estabilización para los organismos reguladores y de transparencia para que puedan supervisar las restantes reformas.

Sin embargo, el presupuesto no incluirá ninguno de los impuestos adicionales que han provocado la contestación ciudadana, concentrada en una tasa que se pretendía imponer al uso de la aplicación de mensajería WhatsApp.

PLAZO DE 72 HORAS

El propio Hariri dio el viernes un discurso a la nación en el que reconoció que el país "está atravesando una situación sin precedentes" y dio 72 horas "a todas las partes implicadas" para que "demuestren compromiso para sacar adelante soluciones palpables".

"Si no, haré otro anuncio", dijo, sin concretar si éste podría ser la dimisión del Ejecutivo. Asimismo, lamentó que "teóricamente, todos los partidos estaban a favor de aplicar reformas, pero cuando llegó el momento de ejecutarlas la situación fue diferente".

En este sentido, argumentó que "lo importante es cómo hacer frente a esta situación y encontrar soluciones" e incidió en que "las reformas no significan elevar los impuestos, implican renovar leyes y regulaciones de décadas de antigüedad".

Las protestas arrancaron a principios de octubre en medio del deterioro de la crisis y después de una caída de la moneda local por primera vez en las últimas dos décadas. El descontento se arrastraba ya desde julio, cuando el Parlamento aprobó un presupuesto de austeridad para hacer frente al déficit.

Sin embargo, han ganado intensidad desde el jueves a raíz del anuncio del Gobierno sobre los planes para introducir una tasa por el uso de la aplicación de mensajería móvil WhatsApp.

El epicentro de las movilizaciones son las plazas de Riad el Solh y la plaza de los Mártires del centro de Beirut, donde los manifestantes llevan tres días acampados bajo consignas revolucionarias y exigiendo la devolución de los fondos públicos saqueados, hasta el momento en un ambiente festivo.

También hay importantes movilizaciones en las ciudades de Sidón, Trípoli y Nabatié y en la provincia de Accar, en el norte del país, para exigir "un cambio en el sistema político" y la expulsión de los corruptos.

Líbano hace frente a una gran deuda pública y problemas financieros debido a la ralentización del flujo de capitales necesario para financiar al Gobierno, lastado además por el escaso crecimiento y una elevada tasa de desempleo, cercana al 30 por ciento.