MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
Líbano ha sumado este sábado a España, Reino Unido y Alemania a su petición a los aliados internacionales que avalen o financien parte de las importaciones "de bienes alimentarios esenciales y materiales de construcción en bruto" en un momento en que el país vive un momento especialmente difícil dentro de su casi permanente estado de crisis política, hasta el punto de que Francia está planeando la convocatoria de una conferencia internacional para auxiliar a su antigua colonia.
Arabia Saudí, Francia, Rusia, Turquía, Estados Unidos, China y Egipto recibieron ayer la petición formulada por el primer ministro en funciones, Saad Hariri, cuya dimisión presentada en octubre solo se hará efectiva cuando el presidente del país, Michel Aoun, designe un sustituto para solucionar la parálisis reinante en Líbano, cuya economía atraviesa su peor momento desde el final de la guerra civil en 1990.
"En el marco de sus esfuerzos para abordar la falta de liquidez y asegurar los requisitos básicos de importación para los ciudadanos, el primer ministro ha pedido que avalen la concesión de créditos para las importaciones, asegurando así la continuidad de la seguridad alimentaria y las materias primas para la producción en diversos sectores", informó este viernes la oficina del primer ministro en una declaración recogida por el portal de noticias Naharnet.
Sobre la reunión, fuentes diplomáticas europeas han confirmado a Reuters que Francia ya ha enviado las invitaciones al encuentro, que tendrá lugar el próximo 11 de diciembre en París. Fuentes libanesas lo consideran "un esfuerzo para movilizar la ayuda para Líbano, dada la crisis aguda a la que se enfrenta".
Mientras, el presidente libanés convocó el miércoles para el 9 de diciembre una ronda de consultas parlamentarias para elegir al nuevo primer ministro, tras constatar ciertos avances sobre un acuerdo para un candidato de consenso.
Las protestas en Líbano arrancaron a principios de octubre después de una caída de la moneda local por primera vez en las últimas dos décadas, pero el descontento se arrastraba desde julio, cuando el Parlamento aprobó un presupuesto de austeridad para hacer frente al déficit.