MADRID, 20 Oct. (EUROPA PRESS) -
Varias carreteras de Líbano han sido cortadas este miércoles en el marco de una jornada de movilizaciones espontáneas tras un nuevo incremento de los precios de los combustibles, que han sufrido un aumento constante durante las últimas semanas tras la retirada de los subsidios y en medio de una grave crisis económica.
Los precios han repuntado drásticamente después de que el Banco Central redujera y finalmente eliminara los subsidios, lo que ha provocado una creciente tensión social debido a que parte de la población no puede acceder ya al combustible debido a los elevados precios.
Así, los 20 litros de gasolina de 20 octanos están ya por encima de las 300.000 libras libanesas tras un aumento de cerca de 60.000 durante el último día, mientras que los 20 litros de diésel se venden a 270.000 libras y la bombona de gas está en cerca de 230.000 libras.
En este contexto, decenas de manifestantes han cortado una carretera en el centro de la capital, Beirut, mientras que taxistas han bloqueado la plaza de Al Najmé en la ciudad de Sidón (sur).
Asimismo, han sido bloqueadas carreteras en la localidad de Saifi, según ha recogido la agencia estatal libanesa de noticias, NNA, una situación replicada con el corte de la carretera entre Biré y Qubayat, en Akar, y entre Trípoli y Akar, según el portal de noticias Naharnet.
El presidente de la Confederación General de Trabajadores Libaneses (CGTL), Bechara Asmar, ha denunciado en declaraciones al diario 'L'Orient le Jour' el aumento de los precios y ha advertido contra "una parálisis total de la actividad económica" y "una gran explosión social".
El salario mínimo en Líbano es de 675.000 libras mensuales, en un momento en el que cerca de tres cuartas partes de la población se encuentran en situación de pobreza o en riesgo de caer en la misma a causa de la grave crisis económica que azota el país desde hace años.
El país fue además escenario de un corte del suministro eléctrico a nivel nacional a principios de octubre, incidencia que se prolongó 24 horas, debido a la suspensión de operaciones en dos centrales eléctricas por la falta de combustible, mientras que la mayoría de la población depende de generadores privados para obtener energía.
Países como Irán se han comprometido a seguir suministrando combustible a Líbano para paliar los efectos de la crisis, pero el país sufrió un golpe prácticamente irreparable el 1 de octubre cuando la compañía turca Karpowership anunció el fin de sus operaciones de suministro de electricidad a Líbano al terminar su contrato con EDL.