Actualizado 29/06/2018 11:24

López Obrador frente a Donald Trump ¿cóctel explosivo?

AMLO VS TRUMP
REUTERS / NOTIMÉRICA
   

   CIUDAD DE MÉXICO, 29 Jun. (Notimérica) -

   Los ataques contra México que el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha llevado a cabo desde que se postulara como candidato a la Casa Blanca continúan copando las relaciones entre dichos vecinos y ponen en peligro los proyectos y acuerdos hasta el momento vigentes, como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

   La relación entre Trump y el actual presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, si bien ha sido tensa, ha continuado en pie mediante varias reuniones, llamadas e, incluso en las últimas semanas, la aceptación de un proyecto común: la organización del Mundial de Fútbol 2026 junto con Canadá. Asimismo, las renegociaciones del TLCAN --impuestas por Estados Unidos tras la llegada del republicano por considerar que había "desventajas" para el país en material social y laboral-- han continuado.

   La construcción del famoso muro entre los dos países se ha iniciado, aunque México continúa asegurando que no pagará bajo ningún concepto su construcción, por mucho que Trump asegure lo contrario. Igualmente, cientos de mexicanos continúan residiendo en Estados Unidos, aunque la amenaza de su detención y deportación es cada vez más notable. De la misma manera, las faltas de respeto y los ataques contra ciudadanos latinos en Estados Unidos son cada vez mayores, pues la política racista promulgada por Trump ha acabado por dar rienda suelta a los ciudadanos.

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   De la misma manera, uno de los últimos episodios de esta animadversión estadounidense hacia México ha sido la imposición al país azteca y a Canadá (así como a muchos otras naciones) de extraordinarios aranceles a las importaciones de acero y aluminio. A esto, México ha respondido con la misma moneda, es decir, incrementando los aranceles de productos de gran consumo estadounidense, los cual los expertos han señalado como el inicio de una 'guerra comercial' entre los dos Estados.

   Como se ha dicho, a pesar de todo, México y Estados Unidos aún no han roto del todo sus alianzas y relaciones, las cuales se retrotraen a décadas. Sin embargo, el escenario puede cambiar en apenas unos días, cuando los ciudadanos mexicanos decidan quién será el nuevo presidente de la República. El próximo domingo 1 de julio, y tal y como señalan todas las encuestas, México podría elegir como nuevo mandatario al candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), aquel que puede cambiar radicalmente el panorama norteamericano.

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   El candidato y líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ha desarrollado a lo largo de esta campaña electoral un discurso 'populista' en el que aboga por desarrollar medidas sociales que favorezcan y permitan el desarrollo de la sociedad mexicana ante todo, las cuales también podrían conllevar cambios en la política económica y financiera, en especial en lo referente a las empresas privadas. Así, la imagen que ha tendido a crearse es la de 'capitalismo estadounidense' frente a un posible 'comunismo mexicano', nada más lejos de la realidad.

   Además de que actualmente la dicotomía que en un momento dado de la historia geopolítica provocó un serio problema entre naciones con diferente símbolo político ya cuenta con muchos otros matices a tener en cuenta, el hecho de que AMLO se proclame como un candidato populista e izquierdista no conlleva que su intención sea, en caso de ser presidente azteca, acabar con la política exterior hasta ahora vigente en México.

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   Sin embargo, el candidato sí ha criticado lo que considera como una falta de soberanía nacional por parte de varios mandatarios mexicanos a lo largo de las últimas décadas, proponiéndose acabar con el presunto intervencionismo --directo o indirecto-- de Estados Unidos en el país. Así, se espera que puedan realizarse cambios a la hora de tratar las negociaciones del TLCAN o lo referente a la política fronteriza, aunque todo ello desde el diálogo, como ha indicado AMLO.

   Así, el cóctel explosivo que hasta el momento se teme podría ser en realidad meramente la mezcla del agua y el aceite, dos elementos que no concuerdan pero tampoco contaminan.