MADRID, 13 de julio (Notimérica)

   El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva ha sido condenado este miércoles a nueve años y medio de cárcel por corrupción pasiva y blanqueo de dinero por su vinculación con una vivienda de lujo que habría sido entregada al antiguo mandatario como soborno.

   Bien es cierto que la sentencia no es todavía firme y la defensa del expresidente ya ha anunciado que la recurrirá; aunque esta no es la única parte no conforme con la sentencia dictada por el juez federal Sergio Moro, ya que la Fiscalía de Brasil también la recurrirá, pero en este caso para solicitar una condena mayor.

   Desde que comenzó su investigación, hace ya casi dos años, al expresidente de Brasil le persigue constantemente la famosa frase que pronunció en 1988, "En Brasil es así: cuando un pobre roba, va a la cárcel; cuando un rico roba, lo hacen ministro", pero no sólo es esta la única paradoja que encontramos en su trayectoria.

   En España, el por entonces presidente de Brasil fue galardonado en 2003 con un premio Príncipe de Asturias, los de mayor prestigio y proyección internacional de los concedidos en España. En concreto le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.

   El jurado quería de esa forma reconocer, entre otras cosas, "una trayectoria política y personal en defensa de los trabajadores y en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la corrupción, que tanto han hecho sufrir a los desheredados de su país y del mundo en general", según consta en el acta firmada por el jurado el 18 de junio de 2003 que consideraba por aquel entonces además que "el Presidente Lula da Silva es, pues, el titular de un admirable pasado de lucha por la justicia, el impulsor de unas actitudes políticas llenas de buen sentido y el símbolo de una gran esperanza".

   No se pierdan tampoco su discurso pronunciado por el propio Lula da Silva el 24 de octubre de ese mismo año en Oviedo (España) durante la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe de Asturias 2003 y ante la presencia del, por aquel entonces, Principe de Asturias, hoy Rey Felipe VI, lleno de sensibilidad, en pro de los pobres y con apelaciones constantes a la ética, a la moral, a la fraternidad, a la dignidad y a la justicia social.

 

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