Actualizado 13/06/2009 19:13

Médica disidente cubana prepara maletas para viaje a Argentina

LA HABANA (Reuters/EP) - La médica disidente cubana Hilda Molina preparaba el sábado "ansiosa" sus maletas poco antes de viajar a Argentina para reunirse con su familia después de 15 años, cerrando un caso que tensó las relaciones entre La Habana y Buenos Aires.

La neurocirujana partirá hacia la capital argentina en la tarde del sábado, una década y media después de pelearse con el ex presidente Fidel Castro y criticar el sistema de salud en la isla, según declaró.

"Estoy en un puro nervio, muy ansiosa, no he podido dormir, no he comido nada. Tengo una ansiedad muy grande por ver a la familia", dijo la médica a Reuters mientras preparaba las maletas en su pequeño apartamento de La Habana.

En Argentina vive su único hijo, dos nietos y su madre, Hilda Morejón, de 90 años, que salió de Cuba en mayo del 2008 tres meses después de que el ex mandatario Fidel Castro fue reemplazado en la presidencia del país por su hermano Raúl.

El teléfono del apartamento de Molina permanecía descolgado ante el cúmulo de llamadas que comenzó a recibir desde el viernes al mediodía.

"Prácticamente lo tengo todo listo", afirmó.

En el 2005, el caso de la médica cubana desató un conflicto diplomático entre ambos países.

"Vemos con mucha satisfacción este gesto que ha tenido el Gobierno de la República de Cuba", dijo el viernes la mandataria argentina, Cristina Fernández, uno de los 11 presidentes latinoamericanos que ha visitado oficialmente la isla en el 2009.

Molina ha dicho que desea regresar a La Habana luego de que el Gobierno le concedió un permiso de salida que tiene validez por tres meses, aunque podría prorrogarlo según cómo marche la delicada salud de su madre.

La médico cubana fue la directora del estatal Centro Internacional de Restauración Neurológica de La Habana, una de las instituciones del sistema de salud pública cubano.

Según explicó, su ruptura con Castro se debió a su oposición a las investigaciones con células madre y a sus críticas de que el centro estaba convirtiéndose en una clínica para extranjeros.

"Siempre le agradezco a todo el que ayuda en algo a mi familia, aunque la hayan hecho sufrir durante 15 años", afirmó la neurocirujana de 66 años.