Actualizado 30/06/2012 15:04

López Obrador busca por segunda vez la presidencia de México tratando de quitarse la imagen de conflictivo

Andrés Manuel López Obrador
EP/SITIO OFICIAL AMLO


MÉXICO DF, 30 Jun. (Reuters/EP) -

El candidato de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador, ha batallado para sacudirse la imagen de conflictivo mientras busca por segunda vez la presidencia, pero no parece haber convencido a todos los que le dieron la espalda hace seis años por sus escandalosas protestas.

Con una larga historia de controversias, el experimentado político de 58 años organizó en el año 2006 manifestaciones y bloqueos de calles en la congestionada capital para denunciar que le robaron las elecciones, tras perder por apenas 0,56 puntos porcentuales de los votos frente al ahora presidente Felipe Calderón.

López Obrador inició la carrera en el tercer lugar de las preferencias rumbo a la elección del domingo, lejos del favorito Enrique Peña Nieto, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI). Con el paso de las semanas, sus promesas de convertir al país en una "república amorosa" y su estrategia de reunirse con empresarios que antes fustigaba comenzaron a atraer a votantes.

Logró colocarse en segundo lugar en los sondeos --aunque todavía a más de diez puntos del líder-- ayudado por un serie de protestas juveniles contra Peña Nieto y el descontento con el Gobierno que golpeó a la aspirante oficialista Josefina Vázquez Mota, que cayó al tercer lugar.

De origen humilde y costumbres austeras, López Obrador es apodado "el Peje" por el pejelagarto, un pez típico de su natal estado sureño de Tabasco. Se suele presentar ante sus seguidores con camisa blanca y sin corbata, sin olvidar su particular acento tabasqueño para hablar.

Sus inicios como defensor de los derechos de los indígenas en Tabasco y después los subsidios a ancianos pobres cuando fue alcalde de Ciudad de México (2000-2005), le hicieron ganar una imagen de portavoz de los humildes. Pero al izquierdista, quien al inicio de la campaña proclamó el amor al prójimo, le cuesta dominar su carácter visceral.

En las últimas semanas arremetió contra sus rivales, a los que acusa de estar orquestando un fraude. Si bien se comprometió a aceptar los resultados de los comicios, sus últimas declaraciones despertaron temores de que no acepte una derrota y encienda un nuevo conflicto tras las elecciones.

Al igual que en los comicios pasados, en esta oportunidad López Obrador cuenta con el respaldo del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que lidera una alianza de tres fuerzas izquierdistas.

VÍCTIMA DE LA "MAFIA"

Hace seis años, cuando se nombró "presidente legítimo" llamando a Calderón "el espurio" y mandó "al diablo" a las instituciones, denunció que una "mafia" de políticos y oligarcas le cortó el paso a la presidencia.

Incluso antes de 2006, López Obrador ya había denunciado fraude. En 1994 convocó a sus partidarios a protestas cuando compitió para gobernar Tabasco. En 1995 hizo una marcha a la capital. Y en 1996, cuando se convirtió en dirigente nacional del PRD, encabezó bloqueos de carreteras y pozos petroleros en demanda de mejores condiciones para los tabasqueños.

En su gestión como alcalde capitalino se enfrentó al entonces presidente Vicente Fox, a quien acusó de bloquear en el año 2005 su candidatura presidencial.

En esos tiempos la fiscalía federal pidió al Congreso que le retirara a López Obrador la inmunidad para enfrentar un juicio por supuesto desacato a un fallo sobre la expropiación de un terreno. Al estar sujeto a un proceso judicial, las leyes no permitían que López Obrador se registrara como candidato.

El izquierdista, que como otros dirigentes del PRD inició su vida política en el PRI, comentó en una entrevista con Reuters el pasado enero que quería que las empresas mineras extranjeras pagaran más impuestos, así como acabar con los extendidos monopolios empresariales del país y mejorar los salarios.

Pero sus detractores aseguran que sus proyectos económicos no suenan muy convincentes, entre los que se encuentran planes de austeridad como el recorte de sueldos a funcionarios y la eliminación de privilegios fiscales, en lugar de elevar impuestos.

López Obrador, quien enviudó en el año 2003 y volvió a casarse en 2006, ha dicho que de perder las elecciones del domingo se irá a "La Chingada", una finca que heredó de sus padres en el estado de Chiapas (sur).