CARACAS, 8 sep (Reuters/Notimérica).-
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el jueves un viaje a Kazajistán con el objetivo de buscar apoyo de los países petroleros para enfrentar los bajos precios del crudo y las sanciones financieras que Estados Unidos impuso a su Gobierno.
Maduro adelantó que planteará a los miembros de la OPEP y a productores que no pertenecen al grupo una fórmula para estabilizar los precios del petróleo, durante una cumbre de países musulmanes en Kazajistán.
Venezuela enfrenta un difícil escenario ante la disminución de las divisas que entran a su economía por la venta de crudo, fuente de más del 90 por ciento de los dólares que recibe, y está limitada de emitir nuevos bonos o renegociar los pesados pagos de deuda externa tras las sanciones que le impuso Estados Unidos.
"Voy a sostener (reuniones) bilaterales con los presidentes de los países productores OPEP y no OPEP para plantear una nueva fórmula de administración del mercado, que plantea Venezuela para estabilizar y mejorar el precio de nuestro crudo, mejorar los precios del gas internacional a precios sostenibles", dijo Maduro durante una alocución en la asamblea constituyente.
El mandatario agregó, sin embargo, que "no hay ninguna circunstancia en el horizonte" que permita pronosticar una recuperación de los precios del crudo en los próximos años.
Venezuela atraviesa una delicada crisis económica expresada en la inflación más alta del mundo, recesión y escasez de alimentos y medicinas, por severos recortes a las importaciones que aplicó el Gobierno conforme se reducían sus ingresos por la venta de petróleo.
En lo que va del año, el precio promedio del crudo venezolano se ubica en 43,85 dólares por barril (dpb), por encima de los 35,15 dpb del 2016.
Maduro confía en que China, Rusia -que han sido aliados ideológicos de su gobierno socialista- y países petroleros lo apoyarán para enfrentar lo que dice es un bloqueo económico y financiero que aplica Estados Unidos.
El mandatario denunció que esta semana algunos bancos estadounidenses se rehusaron a recibir fondos del gobierno de Venezuela, que intenta transferir pagos a proveedores en el extranjero para importar productos como medicinas.