Actualizado 17/12/2016 07:39

La nueva relación EEUU-Cuba cumple dos años, ¿variará con Trump?

Banderas de Cuba y EEUU en La Habana
ENRIQUE DE LA OSA / REUTERS

   LA HABANA, 17 Dic. (Notimérica) -

   Se cumplen el segundo aniversario de la recuperación de las conversaciones de dos países en las antípodas ideológicas: el 17 de diciembre de 2014 Estados Unidos y Cuba anunciaron que iniciaban conversaciones para restablecer sus relaciones diplomáticas, congeladas durante más de medio siglo.

   El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo cubano, Raúl Castro, recibieron sendas cartas del papa Francisco, quien les instaba a retomar el diálogo. Las negociaciones, al principio secretas, hasta su publicación el 17 de diciembre, se llevaron a cabo en Canadá con el Vaticano como único intermediario.

   Las relaciones entre los dos países quedaron rotas en 1961 tras el triunfo de la revolución cubana en 1959, que se confesó comunista. La nacionalización de las diferentes multinacionales estadounideses instaladas en la isla fue el inicio de una relación tremendamente convulsa, en la que en ocasiones se palpó el conflicto bélico.

   La toma de partido de Cuba por la Unión Soviética en plena Guerra Fría, el intento de invasión en Bahía de Cochinos preparada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), los misiles soviéticos instalados a 150 kilómetros de Florida y, sobre todo, las dos formas antagónicas de entender el papel del Estado, han convertido el enfrentamiento de estos dos países en un hecho destacado de la segunda mitad del siglo XX.

   Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Estados Unidos acusó a la isla de haberse convertido en una dictadura y la sometió al aislamiento internacional, mediante un bloqueo económico que duró décadas. Fidel Castro, por su parte, alineó a los países tercermundistas y en vías de desarrollo contra el imperialismo estadounidense.

   Con Cuba sumida en la autarquía y un Estados Unidos que no se sentiría ganador de la Guerra Fría hasta la "sumisión" de Cuba, la situación se estancó durante décadas.

LAS NUEVAS RELACIONES

   La llegada al poder de Obama en 2009 ya vaticinaba unas nuevas relaciones de su país con la isla, así como la elección "parlamentaria" de Raúl Castro como nuevo presidente, quien ya en su investidura anunció cambios para Cuba que se irían aplicando paulatinamente.

   A partir de un discurso pacificador y menos amenazante de ambos líderes, así como la retoma de las conversaciones sobre migración y el restablecimiento del correo, Cuba y Estados Unidos fueron acercando sus relaciones internacionales. El proceso fue lento, con pasos comedidos y saliendo muy despacio del tono defensivo, como si ambos países pisasen un hielo quebradizo, alegoría del deshielo de sus relaciones.

   La flexibilización económica de Cuba, que aprobó medidas como el trabajo por cuenta propia, la legalización de la compra venta de vehículos e inmuebles y la liberalización parcial de los viajes al extranjero, también supuso un paso fundamental para el avance.

   Finalmente, el 7 de diciembre de 2014 ambos líderes anunciaban el inicio de las conversaciones públicas entre sus países: comenzaron por abrir sendas embajadas y restablecer las relaciones diplomáticas.

LA LLEGADA DE TRUMP

   Esta frágil situación fomentada por Obama podría encontrarse en jaque tras el ascenso del magnate republicano, Donald Trump, a la Presidencia de Estados Unidos. Durante la campaña electoral, Trump aseguró en diferentes ocasiones que revocará las políticas de Obama para con la isla si Cuba no cumple sus exigencias sobre libertades públicas.

   El futuro presidente enarbola un discurso bronco, lejos de la conciliación que intentaba ostentar su predecesor, que se puso de manifiesto al tachar de "brutal dictador" a Fidel Castro en las redes sociales el día de su muerte. Esta fue la primera alusión de Trump a la isla desde que fue elegido presidente.

   Aún así, habrá que esperar a la investidura de Trump para conocer su verdadera política exterior, que durante la campaña ha estado plagada de populismos susceptibles de no ser llevados a cabo, como la construcción de un muro en la frontera mexicana que, para más inri, "habrían de pagar ellos".

   El futuro de las relaciones de los dos países es incierto, aunque tras la muerte de Castro se prevé un mayor aperturismo económico en la isla. Está por ver la reacción del futuro presidente estadounidense para determinar si se consolida el deshielo y se sigue tendiendo hacia la progresiva normalización de la situación o se termina con toda posible consolidación de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.