MÉXICO DF, 16 Jul. (Notimérica) -
Habitualmente escuchamos expresiones como "se ha metido en el ojo del huracán" o "está en el ojo del huracán", y en muchos casos, eso emula en nuestra mente la imagen de estar en una situación problemática o peligrosa.
Y estar literalmente en el ojo de un huracán (sin estar exento de riesgos) supone en realidad encontrarse en el centro de una feroz tormenta, pero en una zona es donde el estado del tiempo es tranquilo, el cielo está claro, y los vientos son brisas ligeras.
Según explica la web 'Ventanas al Universo', cuando un huracán se intensifica y aumenta la velocidad del viento, comienza a formarse un ojo en el centro de la tormenta.
Casi siempre el ojo es circular cuando es visto desde arriba, y suele tener un diámetro de entre 30 y 65 kilómetros.
Se ve con forma cilindrica en un corte transversal de la tormenta, y se extiende por el centro de la tormenta como una chimenea. El aire sobre la tormenta se hunde por el centro del ojo.
Alrededor del ojo se encuentra la pared, que es la parte más violenta de un huracán. Se trata de un anillo de tormentas convectivas donde ocurren las segundas condiciones más severas en el ciclón.
El aire caliente y húmedo es succionado por la tormenta, elevándose por la pared del ojo, donde se enfría y forma más nubes. Los vientos en la pared del ojo pueden alcanzar hasta 325 kilómetros hora.
VOLAR EN EL OJO DEL HURACÁN.
Según Chris Landsea, del National Hurricane Center de Estados Unidos, lo que hace estimulante volar a través de la pared del ojo de un huracán "y a veces sentir un poco de miedo", son las corrientes turbulentas ascendentes y descendentes con la que uno se encuentra.
En esos vuelos, en el avión se pueden sentir estas corrientes de aire "y a veces nos hace llegar a las bolsas de mareo", dice. Estos vientos verticales pueden alcanzar hasta 80 kilómetros por hora, ya sea hacia arriba o hacia abajo, pero en realidad son mucho más débiles de lo que se encontraría si volaran a través de una tormenta súper celda continental, explica.
Pero una vez que el avión entra en la parte calma del ojo de un huracán como por ejemplo Andrew o Gilbert, es un lugar "de belleza de gran alcance": la corriente de luz solar en las ventanas circulares del avión muestra un cielo azul "perfecto" directamente sobre el avión, y a su vez el avión rodeado en todos los lados de la oscuridad de la pared del ojo de la tormenta.