Publicado 14/08/2025 23:10

La violencia sexual en conflictos armados aumenta un 25% en 2024 respecto del año anterior

Archivo - GOMA, April 25, 2023  -- This photo taken on April 20, 2023 shows soldiers of the Regional Force formed by the East African Community (EAC) in Kilolirwe, North Kivu province, the Democratic Republic of the Congo (DRC). As the March 23 Movement (
Archivo - GOMA, April 25, 2023 -- This photo taken on April 20, 2023 shows soldiers of the Regional Force formed by the East African Community (EAC) in Kilolirwe, North Kivu province, the Democratic Republic of the Congo (DRC). As the March 23 Movement ( - Europa Press/Contacto/Alain Uaykani - Archivo

MADRID 14 Ago. (EUROPA PRESS) -

La violencia sexual en conflictos armados ha aumentado un 25 por ciento en 2024 respecto del año anterior, según el informe anual publicado este jueves por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que advierte de que el mayor número de casos ha tenido lugar en varios países africanos.

La ONU ha señalado que agentes estatales y no estatales han perpetrado violencia sexual como táctica de guerra, tortura, terrorismo y represión política contra más de 4.600 supervivientes, a pesar de que ha "estas alarmantes cifras no reflejan la escala y prevalencia mundial de estos crímenes".

No obstante, ha considerado que este informe --que abarca 21 países de los que tiene información verificada disponible-- "pone de manifiesto la gravedad y la brutalidad de este flagelo, registrándose el mayor número de casos en República Centroafricana, República Democrática del Congo (RDC), Haití, Somalia y Sudán del Sur.

Las víctimas incluyen mujeres, niñas, hombres, niños, personas con diversas orientaciones sexuales e identidades de género, minorías raciales y étnicas, y personas con discapacidad, con edades comprendidas entre uno y 75 años. Sin embargo, la mayoría de las víctimas (92 por ciento) son mujeres.

En muchos de los casos, la violencia física extrema ha acompañado los ataques sexuales, con informes de ejecuciones sumarias tras la violación. Además, el estigma arraigado ha resultado en la exclusión socioeconómica y el empobrecimiento de los supervivientes y sus hijos, muchos de los cuales han nacido como resultado de la violación.

Los grupos armados no estatales han utilizado la violencia sexual para consolidar el control sobre territorios y recursos naturales, y para perpetuar ideologías extremistas. La proliferación y amplia disponibilidad de armas pequeñas y ligeras han continuado alimentando la violencia sexual en la mayoría de los contextos.

Por otro lado, los desplazamientos masivos y la inseguridad alimentaria han expuesto a las mujeres y niñas a un mayor riesgo de violencia sexual, mientras que también han aumentado los secuestros y la trata de personas durante los conflictos con fines de esclavitud y explotación sexual.

El organismo internacional ha lamentado que en gran parte de los casos las víctimas no han podido acceder a los profesionales sanitarios en las 72 horas posteriores a la violación. Como consecuencia, las supervivientes, en particular las mujeres y las niñas, se enfrentan a consecuencias devastadoras para la salud y no pueden acceder a la atención sanitaria sexual y reproductiva, la salud mental, la asistencia jurídica ni el apoyo para la subsistencia.

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