ISLAMABAD, 31 Dic. (DPA/EP) -
Los casos de polio en Pakistán han subido en 2019 hasta alcanzar los 117, un dato sin precedentes en los últimos cinco años y que pone de manifiesto las complicaciones a las que se enfrentan las autoridades para sortear las campañas de boicot y de ataques contra los planes estatales de vacunación.
La cifra de enfermos se disparó hasta los 306 en 2014, el año en que comenzó la ofensiva contra los talibán, pero se redujo drásticamente en ejercicios posteriores hasta caer por debajo de la veintena entre 2016 y 2018, según estadísticas oficiales.
El programa nacional para la erradicación de la polio ha confirmado que 2019 cerrará con al menos 117 casos, de los cuales 83 corresponden a zonas montañosas cercanas a la frontera afgana y que siguen bajo control de grupos milicianos.
El Gobierno paquistaní, con apoyo de la ONU, se ha marcado como objetivo vacunar a todos los niños menores de cinco años, para lo cual ha tenido que hacer frente a grupos radicales y conservadores que alegan, entre otras cuestines, que la vacuna encubre un plan para esterilizar a niños musulmanes.
Las redes sociales han servido también de caldo de cultivo para bulos y para la difusión de vídeos como uno aparecido en abril y en el que aparecen supuestos niños enfermos tras recibir una dosis de la vacuna. Las milicias han dirigido también su ira contra trabajadores médicos y fuerzas de seguridad, con ataques que se han cobrado cientos de víctimas.