Actualizado 09/11/2011 03:00

El segundo vicepresidente se niega a dimitir pese a la petición de Humala


LIMA, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -

El segundo vicepresidente de Perú, Omar Chehade, se ha negado a dimitir, a pesar de la petición formulada públicamente por el presidente del país, Ollanta Humala, argumentando que es inocente del delito de tráfico de influencias por el que está siendo investigado.

"Considero que no es pertinente formular mi renuncia dado que soy inocente de los cargos atribuidos", ha dicho Chehade a través de un comunicado, en el que ha solicitado que se respete su presunción de inocencia, según informa 'Perú21'.

No obstante, ha indicado que no ejercerá las funciones de segundo vicepresidente, de modo que será la primera vicepresidenta, Marisol Espinoza, quien sustituya a Humala cuando esté ausente o, en su defecto, el presidente del Congreso, Daniel Abugattás.

A pesar de la negativa de Chehade a renunciar al cargo, si se demuestra que es culpable, el Congreso podría declarar su incapacidad moral, paso previo para que la Comisión de Ética y la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales tramiten su destitución.

La Fiscalía y la Comisión de Ética investigan al segundo vicepresidente por una reunión que mantuvo en un restaurante de Lima con tres generales de la Policía a los que supuestamente solicitó que intervinieran para favorecer al Grupo Wong en su litigio con la azucarera Andahuasi.

Chehade ha desmentido estas acusaciones asegurando que únicamente se reunió con los generales para agradecerles su protección durante la campaña electoral para las presidenciales y para tratar temas relacionados con la seguridad en la capital.

Si bien, ha reconocido que en el marco de esta reunión dos de los generales conversaron sobre el conflicto entre ambas empresas, aunque ha asegurado que se mantuvo al margen de este diálogo, que apenas duró unos minutos, según su versión.

En este contexto, Humala ha solicitado públicamente a Chehade que dimita "para tener la libertad de defenderse de estas acusaciones". Este escándalo, el primero de su Gobierno, podría afectar a su popularidad, ya que la lucha contra la corrupción ha sido una de sus banderas durante la campaña electoral.