FILE PHOTO: Brazilian presidential candidate Jair Bolsonaro reacts after being s
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   SAO PAULO, 11 Sep. (Notimérica) -

   Los pronósticos electorales que de alguna manera 'regían' el caos en el que se encuentra sumido Brasil de cara a las presidenciales del 7 de octubre se han desbaratado por completo en cuestión de días. En menos de dos semanas, el complejo escenario electoral se ha vuelto del revés tras varias decisiones judiciales y una puñalada.

   Hace escasamente un mes se estimaba que, ya inscrito como candidato por el Partido de los Trabajadores (PT) y a pesar de permanecer en la cárcel por corrupción pasiva, Luiz Inácio Lula Da Silva sería el favorito en los próximos comicios de la nación más grande de la región, acumulando un 39 por ciento en intención de voto.

   Su fórmula presidencial, el exalcalde de Río de Janeiro Fernando Haddad, aunque acumula ciertas simpatías de la clase media brasileña y de la parte más 'moderada' del PT, era desconocido para la gran mayoría de las clases populares del país, un problema que sin embargo podría suplirse con el carisma y poder de Lula.

   De esta manera, solo el poder judicial electoral podía quitar de las manos de Lula la llave de la Presidencia, que a todas luces iba a volver ser el mandatario del país que dejó con grandes índices económicos y de bienestar cuando traspasó su poder a Dilma Rousseff, de su mismo partido pero apartada del poder a través de un 'impeachment' en 2015.

   La única --pero suficiente-- medida se llevó a cabo y a Lula se le vetó como candidato. Tal y como anunció el propio expresidente e importantes voces del partido, no habría rendición y las apelaciones al Tribunal Supremo continuarían. El sustituto de Lula no tenía nombre por el momento, ya que no estaban dispuestos a dar su brazo a torcer y admitir 'la derrota'. Hasta hoy.

   Según una información de la agencia 'Reuters', Lula tendría previsto anunciar este martes su 'rendición': Haddad se convertirá en el candidato oficial tras el anuncio del exmandatario frente a la sede de la Policía Federal en la ciudad de Curitiba, donde Lula está encarcelado desde abril. Al partido más importante del país se le han acabado los cartuchos y Haddad es su única opción para derrocar a la gran amenaza, que no es otra que la ultraderecha.

   Esta última está representada por el candidato del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro. El exmilitar se encontraba por detrás de Lula en los sondeos de intención de voto, con un 19 por ciento, pero el veto de Lula y lo sucedido el pasado jueves han dado un giro a las estadísticas. A hombros de sus seguidores y con una llamativa camiseta amarilla, Bolsonaro fue apuñalado el pasado jueves en el abdomen frente a todos los presentes en la localidad de Juiz de Fora.

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   Adélio Bispo de Oliveira, de 40 años y con una enfermedad mental, clavó un cuchillo de cocina en el abdomen de Bolsonaro y le cortó una vena y parte de su intestino grueso. De nuevo, Brasil entra en el caos. La frenética carrera por trasladar a Bolsonaro al hospital, donde fue operado de urgencia, alimenta las impactantes imágenes del momento y provoca un revuelo social, político y mediático que lleva a que los 12 rivales interrumpan sus campañas electorales y Brasil vuelva a quedarse 'paralizado'.

   A un mes de los comicios, los dos principales candidatos permanecen lejos del ojo público: uno en prisión, el otro ingresado en un hospital en estado grave. Brasil y el caos. Y precisamente, ese caos, es el que está decantando la balanza de la intención de voto en las últimas horas. La rectitud y el orden que promulga Bolsonaro, quien se acerca y abraza medidas tomadas durante la dictadura brasileña para volver a poner 'en su sitio' al país, gana puntos por momentos.

   Este lunes, una encuesta de intención de voto de Datafolha señalaba que el candidato tiene un 24 por ciento del respaldo, 2 puntos porcentuales más de los que tenía antes. Su campaña a través de las redes sociales no ha cesado, algo que le ha beneficiado por ser el lugar en el que mejor desarrolla sus ideas y más calado social suscita. Además, si alguien no lo conocía, tras la puñalada ya lo ha hecho.

   Y desde su equipo y desde el Partido Social Liberal lo tienen claro: "Un recado para esos bandidos que intentaron arruinar la vida de un padre de familia: acaban de elegir al presidente", dijo su hijo, Flávio Bolsonaro, al salir del hospital de Minas Gerais, al sudeste de Brasil. Lejos de dicha proclama, preocupan asimismo otras, como la de "ahora es la guerra", una amenaza del presidente y brazo derecho de Bolsonaro, Gustavo Bebianno, declarada a 'Folha de S.Paulo'.

   Las declaraciones que señalan al atacante como defensor de la ideología de izquierdas, así como las mismas acusaciones por parte del número dos de la campaña, el candidato a vicepresidente Antonio Hamilton Mourão, quien dijo a 'Crusoé' que "no tengo dudas de que el autor del atentado es del Partido de los Trabajadores", encrudecen aún más las tensiones sociales y, por ende, sus repercusiones sociales.

   La llegada de cientos de migrantes venezolanos que huyen de la crisis económica de su país, así como los movimientos movimientos migratorios provocados por la situación por la atraviesa Nicaragüa, incrementan cada día más la xenofobia que desde hace décadas reina en Brasil, un país clasista y racista con graves desigualdades de base. Una fuerte tensión social en una nación tan dispar y extensa como Brasil, gobernada pro una política ultraderechista, puede hacer del territorio un hervidero de tensiones con capacidad de desbordarse.

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