Publicado 19/12/2023 09:33

RDCongo.- Tshisekedi aspira a un nuevo mandato en RDC en unas elecciones marcadas por el aumento de la inseguridad

Archivo - El presidente de República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi (archivo)
Archivo - El presidente de República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi (archivo) - Europa Press/Contacto/POOL VLAD VANDERKELEN

Más de 40 millones están llamados a las urnas para elegir también el Parlamento y a los representantes regionales y locales

MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -

Alrededor de 44 millones de personas están llamadas a las urnas este miércoles para las elecciones generales en República Democrática del Congo (RDC), en la que el actual presidente, Félix Tshisekedi, busca un segundo mandato tras una campaña marcada por la tensión y los incidentes violentos, incluida la muerte de dos candidatos a las legislativas.

La jornada de votación, en la que la población elegirá al presidente, el Parlamento y a sus representantes en asambleas regionales y consejos locales, supondrá la primera ocasión en la que el país celebre comicios después de una transición democrática --tras las elecciones de 2018, cuando Tshisekedi sucedió a Joseph Kabila-- desde la independencia, en 1960.

Tshisekedi, hijo del histórico líder opositor Étienne Tshisekedi --fallecido en 2017--, se enfrentará a un total de 21 candidatos tras una campaña marcada por la desconfianza en torno al papel de la comisión electoral y los episodios de violencia durante diversos actos de campaña por parte de destacados opositores.

En esta ocasión, las elecciones tendrán lugar pese a los llamamientos por parte de algunos opositores a favor de un aplazamiento, especialmente a causa del repunte de la inseguridad en el este --con su epicentro en las provincias de Kivu Norte e Ituri--, donde operan decenas de grupos armados, incluido uno vinculado a Estado Islámico.

Tshisekedi, considerado un candidato de cambio en 2018, cogió la antorcha de manos de su padre, un histórico opositor a los regímenes de Mobutu Sese Seko y posteriormente de la dinastía Kabila --con Laurént-Désiré Kabila como presidente entre 1997 hasta 2001, cuando fue reemplazado por su hijo, Joseph--, y se impuso en unos comicios marcados por la fractura en las filas opositoras.

De hecho, anunció su candidatura en 2018 tras romper un acuerdo en la oposición para apoyar a Martin Fayulu como candidato de unidad, lo que derivó en denuncias de fraude por parte de este último tras el anuncio de los resultados, que dieron al partido de Kabila la mayoría parlamentaria, dejando a Tshisekedi con las manos atadas.

Sin embargo, el presidente rompió en diciembre de 2020 la coalición con Kabila, en un intento de distanciarse de él y de impulsar su figura, dañada por la represión de las protestas y su incapacidad para hacer frente a la inseguridad, marcada por el reinicio del conflicto con el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) y al aumento de los ataques por parte de Estado Islámico en África Central (ISCA).

Tshisekedi ha hecho frente a un mandato turbulento, marcado por la pandemia de coronavirus, dos brotes de ébola y el aumento de las tensiones con Ruanda por el apoyo de Kigali al M23 --integrado principalmente por tutsis congoleños--, que ha hecho temer el estallido de un conflicto entre ambos países, de importancia clave en la región de los Grandes Lagos.

De hecho, la continua violencia llevó al presidente a decretar un estado de emergencia en las provincias de Kivu Norte, Kivu Sur e Ituri con el objetivo de reforzar la seguridad, si bien la medida ha desencadenado una catarata de denuncias sobre abusos por parte del Ejército y diversas milicias y grupos armados que han unido sus manos con las fuerzas de seguridad.

LOS RIVALES DE TSHISEKEDI

En esta ocasión, sus principales rivales son el propio Fayulu, que mantiene que fue el verdadero ganador de las elecciones de 2018; Moise Katumbi, un exgobernador de la provincia de Katanga que respaldó a Fayulu en los últimos comicios y que ahora se presenta por su cuenta; y el premio Nobel de la Paz Denis Mukwege, una figura crítica tanto con Kabila como con Tshisekedi.

Fayulu anunció su candidatura a finales de octubre al frente de la coalición Lamuka en un acto en el que volvió a denunciar que el actual mandatario se inventó "diez millones de votantes" en 2018 e hizo un llamamiento a la movilización para "impedir que ocurra de nuevo".

Por su parte, Katumbi, considerado uno de los empresarios más ricos del país, ha surgido como uno de los rivales de mayor peso a las aspiraciones de reelección del mandatario. De hecho, el asesinato del portavoz de su partido y el encarcelamiento de su principal asesor por presuntamente colaborar con Ruanda han sido descritas como muestras del temor de las autoridades a su candidatura.

En la contienda destaca también Mukwege, un ginecólogo laureado por su trabajo con víctimas de actos de violencia sexual en el este de RDC. El médico encabeza los trabajos en el Hospital Panzi, en Kivu Sur, y ha sido especialmente crítico con la incapacidad de las autoridades para contener la inseguridad en esta zona del país africano.

Sin embargo, pese al reconocimiento internacional a su labor en favor de la población civil en RDC --incluido el premio Nobel de la Paz de 2018 junto a la activista yazidí Nadie Murad--, está por ver sin Mukgewe cuenta con una amplia base de apoyos dentro del enorme país africano, para el que ha prometido el fin de la pobreza, los conflictos y la corrupción si se hace con la victoria.

Junto a ellos se presentan también el ex primer ministro Adolphe Muzito, Delly Sesanga, el activista Floribert Anzuluni y Constant Mutamba. La única candidata es Marie-Josée Ifoku Mputa, quien también se presentó a las elecciones de 2018, después de que Joelle Bile --quien ha anunciado finalmente su apoyo a Tshisekedi-- se apartara de la carrera a la Presidencia.

CRISIS E IMPORTANCIA ESTRATÉGICA

Las elecciones tendrán lugar en medio de una grave crisis política, económica y de seguridad en RDC, considerado de gran importancia estratégica por la enorme cantidad de recursos naturales que posee, causa en gran medida de los conflictos que azotan el territorio, objeto de una lucha por su control por parte de autoridades, grupos armados --en ocasiones respaldados por diversas entidades, también extranjeras-- y bandas criminales.

El país acoge una importante aunque compleja vía fluvial como el río Congo, clave para la generación de energía hidroeléctrica, así como los bosques de su cuenca, considerados como 'los pulmones de África', mientras que su subsuelo está plagado de minerales clave para la transición verde a nivel mundial y que concentran gran parte de los ingresos --si bien son también fuente de un importante mercado negro azuzado por la violencia--.

Esta lucha por los recursos y la incapacidad del Estado por establecer su autoridad en un territorio tremendamente vasto ha provocado una situación de mala gobernanza e inseguridad en la que florecen numerosos grupos armados y milicias desde hace más de tres décadas que han provocado miles de muertos y varios millones de desplazados.

El país, el más grande de África subsahariana, está marcado además por amplias redes de corrupción que ahondan una enorme crisis económica que ha impedido que la mayoría de la población haya obtenido beneficios de estos "excepcionales recursos naturales", según recuerda en Banco Mundial, que recuerda que RDC "es una de las cinco naciones del mundo".

Así, cerca del 62 por ciento de los congoleños, unos 60 millones de personas, vivieron en 2022 con menos de 2,15 dólares (cerca de 1,96 euros) al día en el país, que tiene en sus principales desafíos garantizar la seguridad y la estabilidad política y económica para poder lograr avances a medio y largo plazo.

Sin embargo, todo ello pasa por completar unas elecciones que se aproximan ante la amenaza de la violencia, según alertó recientemente la representante especial de Naciones Unidas para RDC, Bintou Keita. "Tal y como reflejan los debates existentes en torno a las elecciones generales, el pueblo congoleño tiene una profunda aspiración a una gobernanza transparente e inclusiva, reformas y responsabilidad por parte de sus líderes", zanjó.