Actualizado 23/07/2009 01:57

RESUMEN 4-Reinician arduas negociaciones por crisis Honduras

Por Esteban Israel y Marco Aquino

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El Gobierno de facto de Honduras y delegados del depuesto presidente Manuel Zelaya retomaban el miércoles las negociaciones en Costa Rica en busca de resolver la crisis por el golpe de Estado, pero aún se veía lejana la posibilidad de que el mandatario vuelva al poder.

El canciller interino, Carlos López, viajaba en la tarde del miércoles a San José, donde el presidente Oscar Arias, mediador en el conflicto, presentaría una nueva propuesta para intentar cerrar la peor crisis en América Central en las últimas dos décadas.

"Estoy viajando a San José con la mejor buena fe, con ánimo e imaginación para cristalizar acuerdos y resolver la situación política que se ha presentado en Honduras", dijo López en rueda de prensa.

Pero, mientras Arias y el resto de la comunidad internacional pugnan por reinstalar al mandatario depuesto en el poder, el canciller interino ratificó que "esa hipótesis de un posible retorno del señor Zelaya a ocupar la presidencia de la república está descartado".

Si esta postura no cambia, todo indica que esta tercera ronda de diálogo también va camino al fracaso, pues en su nueva propuesta Arias insistirá en que Zelaya debe ser restituido, según dijo a Reuters una fuente del Gobierno costarricense.

"La propuesta será similar a los siete puntos planteados (el fin de semana), con matices distintos", dijo la fuente, que prefirió el anonimato.

Representantes de Zelaya, quien se encuentra en Nicaragua y amenaza con regresar al país a partir del jueves, también iban a asistir a la reunión en San José, dijo a Reuters una fuente de la cancillería costarricense que pidió el anonimato.

Zelaya reiteró el miércoles que, si no se alcanzaba un pronto acuerdo para su vuelta al poder, iba a regresar por la fuerza a su país a pesar de una orden de captura en su contra y de las advertencias de la comunidad internacional de que su llegada podría desencadenar un baño de sangre.

"Estamos convocando a las fronteras (...) a los miembros del pueblo para que nos acompañen en una entrada al país, donde las Fuerzas Armadas han dicho que van a disparar y que nos van a asesinar en la entrada", aseguró Zelaya a la radioemisora española Cadena Ser.

El mandatario, que comenzó a provocar tensiones en su país cuando a mitad de su mandato dio un giro político y se alió al presidente venezolano Hugo Chávez, ha pedido a Estados Unidos endurecer las medidas de manera individual contra quienes participaron del golpe del 28 de junio.

En Washington, un asesor del Congreso que está en contacto con negociadores de presidente interino, Roberto Micheletti, afirmó que ve al Gobierno de facto con una posición más pragmática.

"Creo que ellos no están cerrando la puerta a toda una serie de temas que no consideraban antes", incluyendo la posibilidad de un gobierno de unidad, dijo a reporteros el asesor, que pidió el anonimato.

Una de las posibilidades es crear un gobierno de unidad que incluya a Zelaya, Micheletti y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, e invitar a abogados estadounidenses para que observen el proceso, señaló.

Micheletti ha rechazado de plano el regreso al poder de Zelaya, que fue expulsado del país hace más de tres semanas a punta de pistola por supuestamente haber violado la ley al intentar consultar a la población sobre una reforma constitucional que permita la reelección presidencial.

PROTESTAS A FAVOR Y EN CONTRA

En las calles de Tegucigalpa, unos 400 partidarios de Zelaya marcharon una vez más exigiendo el retorno del mandatario, al que quieren esperar en algún punto de la frontera cuando se decida a regresar.

"Estamos esperando instrucciones y hasta este momento las instrucciones son ir a recibirlo a una de las fronteras", dijo Dagoberto Suazo, uno de los líderes del movimiento por la restitución del mandatario.

Simultáneamente, miles de simpatizantes del Gobierno de facto se reunieron en el centro de la ciudad vestidos de blanco y con banderas de Honduras y camisetas de la selección de fútbol en la llamada manifestación "por la paz".

Algunos llevaban carteles con leyendas como "Yes we could" ("Sí pudimos", en inglés) o "No queremos a Mel", el sobrenombre del presidente Zelaya. Otros eran contra Chávez, a quien muchos ven como el culpable de la crisis hondureña.

Sindicatos fieles a Zelaya comenzarán el jueves una huelga general del 48 horas contra el golpe de Estado, sumándose a las manifestaciones diarias que pacíficamente han exigido la reinstauración del mandatario.

En tanto, Venezuela rechazó la decisión del Gobierno de facto de expulsar a su delegación diplomática de Tegucigalpa, que fue acusada de promover la violencia en el país. Chávez, un estrecho aliado de Zelaya, ha amenazado con hasta utilizar las armas para forzar la vuelta del líder político.

Las Naciones Unidas y la comunidad internacional advirtieron al Gobierno de facto que debe permite el regreso de Zelaya al poder, mientras que Estados Unidos, la Unión Europea y organismos de crédito cortaron desembolsos financieros al empobrecido país como medida de presión.

El Gobierno de facto desplegó en los últimos días soldados en distintos puntos del país por si el derrocado presidente cumple con su promesa de regresar a tierra natal.