Actualizado 09/07/2009 03:34

Rivales Honduras, inflexibles pese aceptar diálogo

Por Enrique Andrés Pretel

TEGUCIGALPA (Reuters/EP) - El derrocado presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y el Gobierno interino que asumió después del golpe de Estado se preparaban el miércoles para iniciar conversaciones en Costa Rica y buscar una solución a la crisis, pese a las posiciones inflexibles de las partes.

El presidente costarricense, Oscar Arias, tratará a partir del jueves mediar en el conflicto, originado por el secuestro y expulsión de Zelaya por militares el 28 de junio, día en que había convocado una consulta popular para abrir el camino a su reelección declarada ilegal por un juez.

"Es difícil sentarse con gorilas a buscar las soluciones (...) pero la esperanza no hay que perderla", dijo el depuesto líder hondureño a un canal de televisión chileno, asegurando que él nunca buscó la reelección.

El Gobierno interino que encabeza Roberto Micheletti -respaldado por los dos principales partidos políticos, la Corte Suprema de Justicia y los empresarios- insiste en que el retorno de Zelaya como presidente es innegociable, pese al apoyo de Estados Unidos y la OEA, que exigen su restitución.

Micheletti dijo que anunciará los nombres de quienes integrarán la comisión que irá a dialogar a San José de Costa Rica, pese a que no confirmó su asistencia a la espera de las recomendaciones de sus asesores de seguridad.

"(Disposición) absoluta, entera para escuchar, buscar diálogo, que al final busque la solución que queremos encontrar en el país, la paz y la tranquilidad y lógicamente sostener nuestra democracia", sostuvo el mandatario interino.

Los críticos de Zelaya aseguran que su giro a la izquierda y su alianza con el presidente venezolano, Hugo Chávez, era un riesgo para la joven democracia hondureña y justificaron su abrupta salida del poder como la única medida para preservar el orden constitucional en el país exportador de café y textiles.

"Esta no es una situación que se resuelva en un abrir y cerrar de ojos. No es un tema que se pueda anticipar que se resuelve muy fácilmente, es muy complicado porque hay procedimientos penales de por medio", dijo Carlos López, el embajador designado por el Gobierno interino ante la ONU.

RETO DE ARIAS

El golpe en Honduras es la peor crisis en Centroamérica desde la invasión estadounidense a Panamá en 1989 y se ha convertido en un desafío para el presidente estadounidense Barack Obama, que mostró un decido apoyo a la mediación de Arias para evitar una escalada de la violencia en el país.

"Ahora tenemos un diálogo en marcha que abre una posibilidad real de resolver esto a través del diálogo entre las partes en conflicto", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Ian Kelly, en Washington.

Arias, ganador del premio Nobel de la Paz por su trabajo para poner fin a conflictos militares y guerras civiles que asolaron la región durante la Guerra Fría, se ha mostrado optimista para lograr un acuerdo pese a la inflexibilidad de las posiciones.

"Lo que sí quiero es no dejarlos salir de aquí hasta que haya un acuerdo", dijo el líder costarricense.

El Gobierno interino se niega a restituir al mandatario, al que acusa traición a la patria, abuso de poder y corrupción, pese a la presión internacional y la suspensión de Honduras que por Organización de Estados Americanos (OEA).

Por su parte, Zelaya, cuya aprobación había caído a niveles del 30 por ciento en las semanas previas al golpe, insiste en que las autoridades están reprimiendo a la población y exige el castigo a los "usurpadores".

Los hondureños, que se han dividido entre dos presidentes que claman su legitimidad, han protagonizado desde el día del golpe masivas manifestaciones a favor y en contra de Zelaya, un empresario maderero que a mitad de su mandato adoptó un discurso de corte socialista.

Las protestas han dejado un muerto y varios heridos de bala cuando seguidores de Zelaya se enfrentaron con soldados mientras esperaban su retorno en avión, que finalmente las autoridades impidieron bloqueando el aeropuerto.

"Las evidencias que hemos visto sugieren que los soldados dispararon a manifestantes desarmados", dijo José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch América, quien exigió al Gobierno de facto promover una investigación independiente.

El miércoles, el Gobierno interino relajó el toque de queda que mantiene vigente en todo el país desde el golpe para que empiece una hora más tarde y se levante una hora antes, aunque permanecerá "hasta que la situación se normalice".