MADRID, 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
El presidente del partido salvadoreño ARENA, Gustavo López Davidson, ha anunciado este lunes su dimisión para evitar que las acusaciones formuladas en su contra, que ha atribuido a un "ataque" del Gobierno de Nayib Bukele, "manchen" a la formación conservadora.
"Me aparto de la Presidencia de ARENA, pero jamás de mi partido", ha anunciado en una comparecencia de prensa, rodeado de varios miembros de ARENA, según ha informado la prensa salvadoreña.
López Davidson ha explicado que da este paso "para definir las acciones por difamación y calumnia" de las que acusa a Bukele simplemente por el mero hecho de "ser presidente de ARENA". "Solo para dañar también al partido", ha enfatizado.
"Entre estos ataques, dio órdenes para que presentaran un caso contra mi empresa", ha precisado. "No permitiré que por intentar afectarme a mí o a una empresa mía manche a nuestro gran partido (...). El tiempo me absolverá", ha declarado.
López Davidson ha acusado al Gobierno de "repetir mil veces una mentira" para que se vuelva verdad, lamentando que ese sea "el accionar constante del Ejecutivo". "Ya basta de intimidación a nuestros diputados y a diferentes personas de nuestro partido", le ha reclamado.
El líder opositor ha recomendado a Bukele que "cuando se le extienda la mano, la tome". "Desde el primer día se le extendió la mano y continuamos en la misma disposición. Ahora, depende de usted", le ha emplazado.
El ya ex jefe de ARENA ha animado a Bukele a que "no le tema a la democracia", recalcando que "en democracia hay pesos y contrapesos". "Jamás todos podremos pensar igual", le ha subrayado.
ARENA, por su parte, ha anunciado que, conforme a los estatutos del partido, López Davidson será sustituido por el vicepresidente, Erick Salguero. "Gracias por todo Gustavo, nuestro compromiso por el país sigue intacto, y seguimos trabajando por una nación de paz, progreso y libertad", ha dicho en un comunicado.
La dimisión de López Davidson se enmarca en la crisis política que sufre El Salvador por el pulso entre el Gobierno y el Congreso a cuenta de la aprobación de un préstamo necesario para financiar el plan de Bukele contra las pandillas.