Actualizado 09/04/2015 19:44

Scioli apuesta por un "cambio gradual" para llegar a la Presidencia argentina

Daniel Scioli, gobernador de la Provincia de Buenos Aires
Foto: REUTERS

BUENOS AIRES, 9 Abr. (Reuters/EP) -  

   El principal candidato oficialista a la Presidencia de Argentina, Daniel Scioli, tiene por delante un enorme desafío para ganar las elecciones de este año: conquistar a los votantes independientes sin perder su base tradicional de seguidores en un país políticamente polarizado.

   Para lograrlo, su equipo de campaña acuñó el concepto de "cambio gradual", que combina las políticas de intervención económica del actual Gobierno con promesas de transformación.

   Al defender públicamente decisiones económicas del Gobierno como la nacionalización de la mayor petrolera del país, Scioli busca asegurarse los votos oficialistas, mientras que con la promesa de moderación pretende despertar la simpatía de los ciudadanos cansados del estilo frontal de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

   "Se necesitan reformas, no necesita una revolución Argentina. Necesita mejoramientos, evoluciones. Nosotros creemos para todo en el gradualismo", ha indicado a Reuters el jefe del equipo de campaña del candidato, Jorge Telerman, en una entrevista.

   En agosto Scioli, de 58 años y con un perfil más amigable con los mercados que la actual presidenta, competirá en las primarias con el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, a quien supera claramente en intención de voto, para definir el candidato del Gobierno.

   Scioli se ha mostrado como un duro defensor del Gobierno en las últimas semanas, en busca de los votos oficialistas que le permitan superar las primarias. Una fuente cercana al candidato destacó que será entonces cuando empezará a proponer medidas de gestión que lo diferenciarán de Fernández.

   "En el caso de que gane Scioli, va a ir a buscar el voto independiente, porque seguramente vamos a tener balotaje (segunda vuelta), y ahí se necesitan muchos votos independientes. Scioli sabe eso y va a ir en busca de eso", afirma el analista político Ricardo Rouvier.

   Las encuestas muestran que Scioli, que gobierna desde hace ocho años la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, obtendría casi un 30 por ciento de los votos en la primera vuelta electoral de octubre, el mismo nivel que el líder opositor de centroderecha Mauricio Macri, que recientemente cerró una alianza con el partido tradicional UCR.

   "Nuestro espacio tiene coherencia y puede dar certidumbre, a partir de políticas que defienden el trabajo y la industria nacional; del otro lado está la incertidumbre de esta alianza", dijo el gobernador en declaraciones recientes.

   Según Rouvier, el "núcleo duro del kirchnerismo" es de un 30 por ciento de los votos, a los que Scioli debería sumar los votos independientes.

   Sergio Massa, un diputado del peronismo disidente, es el otro candidato con opciones de luchar por la presidencia, aunque recientemente su intención de voto ha registrado una caída.

   Para evitar una segunda vuelta, el ganador de la primera debería obtener el 45 por ciento de los votos o un mínimo del 40 por ciento pero superando por 10 puntos porcentuales a su seguidor.

UNA RELACIÓN CONFLICTIVA

   Proveniente de una familia de empresarios, el gobernador de la provincia de Buenos Aires fue corredor de motonáutica y se consagró campeón del mundo incluso después del terrible accidente en el que perdió su brazo derecho, en 1989.

   Tras retirarse, desembarcó en la política llevado por el ex presidente Carlos Menem, un peronista que gobernó el país en la década de 1990 con reformas liberales muy criticadas por Fernández y por su fallecido esposo y antecesor en la presidencia, Néstor Kirchner.

   El perfil más moderado de Scioli lo distancia de la mandataria peronista de centroizquierda, quien no ha titubeado a la hora de hacer frente a firmas multinacionales, al FMI o a poderosos fondos de inversión.

   Tal vez por eso Fernández, quien no puede presentarse a una nueva reelección tras ocho años en el poder, no le ha dado su apoyo explícito a Scioli, pese a ser el candidato del oficialismo que mejor tendencia de votos tiene en las encuestas. "Hay una cuestión ideológica y personal de por medio" entre Fernández y Scioli, señaló una fuente del Gobierno.

   Los cortocircuitos no son nuevos: a poco de asumir como su vicepresidente, en 2003, Néstor Kirchner le recortó todos sus poderes por su cercanía con algunos sectores empresariales. Y desde entonces los analistas consideran que los Kirchner y Scioli mantienen su relación sólo por conveniencia política.

   "Si Scioli se enfrenta a Cristina, pierde. Por eso no rompe con ella. Y si Cristina apoya a otro candidato (en las primarias), este gana. Pero en ese caso el Gobierno se quedaría sin sumar los votos de Scioli (en los comicios generales) y lograría sólo los votos que ya tenemos, que son el 30 por ciento", añadió la fuente del Gobierno.

   Amplios planes sociales, un alto nivel de empleo y un discurso combativo le han permitido a Fernández obtener el apoyo de los sectores más pobres de la sociedad.

   Y Scioli necesita conservar este respaldo al mismo tiempo que intenta seducir a una parte de una clase media que está furiosa con la presidenta por los altos impuestos que debe pagar y por algunas denuncias de corrupción.