MADRID, 27 Dic. (EUROPA PRESS) -
Unos 235.000 civiles se han visto desplazados en las dos últimas semanas como resultado de la ofensiva lanzada por el régimen de Bashar al Assad y sus aliados en el sur de la provincia de Idlib, último bastión de los rebeldes en el norte de Siria, según la ONU.
De acuerdo con el último informe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), entre el 12 y el 25 de diciembre más de 235.000 personas se han visto desplazadas en el noroeste de Siria, la mayoría de las cuales han huido de Maarat al Numan y de otras localidades cercanas.
"Con la última escalada de violencia en el noroeste de Siria, los civiles en la provincia de Idlib están sufriendo nuevamente por las devastadoras consecuencias de las hostilidades", ha lamentado la OCHA, que ha precisado que los bombardeos aéreos se han intensificado desde el 16 de diciembre en el sur de la provincia.
Además, a partir del 19 de diciembre, se reanudaron los combates terrestres entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes, lo que también ha incrementado los desplazamientos. También continúan los enfrentamientos en el noroeste de Hama, donde los disparos de artillería han dejado decenas de civiles heridos.
Quienes abandonan sus casas se dirigen hacia el norte, a centros urbanos como Ariha, Saraqab o la propia ciudad de Idlib, así como a campamentos de desplazados a lo largo de la frontera con Turquía, si bien algunos también se han trasladado hacia el norte de la vecina provincia de Alepo, ha precisado la OCHA.
Como resultado de la ofensiva de las fuerzas gubernamentales, tanto Maarat al Numan como las localidades próximas habrían quedado "casi vacías", mientras que cada vez son más los que están huyendo de Saraqab, incluidos desplazados recién llegados, "en anticipación de que las hostilidades lleguen a la zona".
"Muchos de los que han huido necesitan urgentemente apoyo humanitario, especialmente cobijo, comida, atención sanitaria y asistencia para afrontar el invierno", ha precisado el organismo de la ONU.
En estas circunstancias, la OCHA ha subrayado que es prioritario ofrecer asistencia a los desplazados, principalmente alimentos listos para comer, además de apoyo psicosocial y sanitario, y ha incidido en que muchos de quienes se están viendo desplazados ahora ya habían tenido que abandonar previamente sus hogares. El frío del invierno complica aún más la situación para los más vulnerables, especialmente mujeres, niños, ancianos y discapacitados.
Además, ha añadido la OCHA, la situación se está viendo complicada por la falta de combustible, que impide circular a vehículos particulares, y el limitado número de conductores dispuestos a "asumir el riesgo" de trasladar a quienes intentan escapar de los bombardeos.
Por otra parte, muchas organizaciones humanitarias presentes en el sureste de Idlib se han visto obligadas a suspender sus operaciones, mientras que otras se han trasladado hacia el norte, a donde están llegando la mayoría de los desplazados. La nueva emergencia, ha remachado la OCHA, viene a sumarse a la ya existente debido al desplazamiento de otras 400.000 personas entre abril y agosto de este año.