Publicado 03/02/2020 12:19

Sudán del Sur.- Los refugiados sursudaneses en Sudán aplazan por el momento su regreso a casa

Sudán del Sur.- Los refugiados sursudaneses en Sudán aplazan por el momento su r
Sudán del Sur.- Los refugiados sursudaneses en Sudán aplazan por el momento su r - MSF/IGOR BARBERO - Archivo
Refugiados sursudaneses en Sudán Refugiados sursudandeses en Sudán Refugiados sursudandeses en Sudán

MSF llama la atención sobre las condiciones en los campos de refugiados, donde muchas de las necesidades no están cubiertas

MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

Aunque el Gobierno sursudanés y los principales grupos rebeldes firmaron un acuerdo de paz en septiembre de 2018, la mayoría de los refugiados de Sudán del Sur en el vecino Sudán aún no se plantean regresar a su país a pesar de las difíciles condiciones en las que viven.

El conflicto en Sudán del Sur, que estalló en diciembre de 2013, ha provocado el éxodo de unos 2,2 millones de sursudaneses, de los cuales más de 861.000 viven en Sudán, país del que se independizaron en 2011. En el estado de Nilo Blanco, fronterizo con Sudán del Sur, viven unos 248.000 refugiados, de los que 162.000 viven en campos como Al Kashafa.

"En Alto Nilo, la región de la que provengo, todo quedó destruido. Perdimos todo, incluida nuestra casa. Lo único que pudimos salvar fue nuestra propia vida", cuenta a Médicos Sin Fronteras (MSF) Lino Ernest, un médico que trabaja con la ONG en Sudán desde hace tres años tras verse obligado a huir con su familia. "Afortunadamente, la comunicad local nos recibió de forma acogedora", recuerda.

En el caso de Julia Odok, de 24 años y procedente de Malakal, llegó en 2017 junto a 18 miembros de su familia huyendo de la guerra. "Nos llevó un mes llegar a Sudán a pie. Fue difícil y algunos de nuestros niños pequeños murieron en el camino porque no había suficiente comida y agua, y por la exposición al sol", explica.

Pese al acuerdo de paz, que debería alumbrar a finales de este mes un nuevo gobierno de unidad en el país, la mayoría de los refugiados sursudaneses en Sudán no han regresado, si bien confían en poder hacerlo en algún momento en el futuro y retomar sus vidas.

"La mayoría preferimos quedarnos por ahora en Sudán", señala Butrus Kwathi, que trabaja como supervisor de actividades de promoción de la salud con MSF y que vive como refugiado en Al Kashafa desde 2016. "Algunas personas piensan que el proceso de paz está trayendo algo de estabilidad e intentan regresar a Sudán del Sur, pero la mayor parte se quedan", añade.

"En cualquier caso, es cierto que las cosas se han calmado últimamente. Espero que nuestros líderes puedan sentarse juntos en Juba y formar un gobierno. Cuando eso ocurra, la gente lo verá y, entonces sí, muchos decidirán regresar", vaticina.

Sin embargo, las condiciones en las que viven en los campos de refugiados distan mucho de ser óptimas. En general, reciben cuatro tipos de alimentos --sorgo, lentejas, aceite y sal-- lo cual no es suficiente para satisfacer sus necesidades ya que no les aportan suficientes vitaminas y minerales, sino solo carbohidratos, destaca MSF. Una de las consecuencias es un elevado número de niños con desnutrición aguda severa.

"LO ÚNICO QUE PUEDES HACER ES SENTARTE Y ESPERAR"

"La vida es difícil. No tenemos nada: no tenemos casa, dinero ni trabajo", se lamenta Julia. "Lo único que puedes hacer es sentarte y esperar. Recibimos lentejas y sorgo cada mes, pero nada más. No podemos comer lentejas todos los días. Esto deja a los niños vulnerables a las enfermedades", subraya esta refugiada, cuyo hijo de 3 años, Emmanuel, sufre desnutrición aguda severa.

Ante esta precariedad y las múltiples necesidades médicas que permanecen sin cubrir, MSF abrió el pasado mes de diciembre un nuevo hospital de 85 camas en el campo de Al Kashafa, mejorando así los servicios que ya tenía, y con el objetivo de fortalecer la calidad de la atención médica brindada a los refugiados y a la comunidad local que los acoge.

El hospital ofrece atención médica primaria y secundaria a pacientes con afecciones complicadas, incluidos niños desnutridos graves y personas con enfermedades infecciosas crónicas, como el VIH y la tuberculosis. Además de los residentes en Al Kashafa, también acuden a él desde los otros ocho campamentos que hay en los alrededores y desde las aldeas de la zona.

Según resalta el coordinador del terreno de MSF, César Pérez, "las necesidades sanitarias y humanitarias en los campamentos de refugiados distan mucho de estar cubiertas y por ello es crucial seguir ayudando a los refugiados y a las comunidades locales que los acogen".

Entre los principales desafíos en los campos de refugiados identifica "la escasa disponibilidad de agua potable, la falta de trabajo remunerado, las limitaciones de movimiento a las que están sometidas las personas refugiadas y la insuficiencia de alimentos".

NIÑOS CON DESNUTRICIÓN

"Localizamos a los niños desnutridos en los campamentos durante nuestras visitas y guiamos a las familias al hospital. Concienciamos sobre enfermedades como el cólera, la tuberculosis, el VIH y la malaria", cuenta Butrus Kwathi. Los equipos de MSF visitan lugares concurridos como iglesias, mezquitas, escuelas, puntos de agua y también van casa por casa para realizar esta labor.

La precariedad en las condiciones de vida son las que motivan la mayoría de las afecciones médicas que atienden los equipos de MSF como la desnutrición, diarreas, infecciones del tracto respiratorio (incluida la tuberculosis), la malaria y enfermedades de la piel.

El acceso insuficiente a alimentos, combinado con malas condiciones de vida y otros factores, conduce a picos estacionales de desnutrición. Según la supervisora nutricional, Zakina Adam, los ingresos por desnutrición "aumentan de junio a septiembre en la llamada 'brecha del hambre'" cuando se produce la temporada de lluvias y no hay "nada que cosechar".

El hospital de MSF en Al Kashafa alberga el único centro de estabilización para desnutrición en la zona. En 2019, cerca de 1.000 niños gravemente desnutridos menores de 5 años fueron tratados allí. Según Zakina, "algunos niños desnutridos tienen otros problemas médicos, como diarrea crónica, neumonía o enfermedades de la piel lo cual empeora su condición".

Las experiencias en el conflicto, como haber presenciado y sufrido eventos violentos, junto con los desafíos de vivir como refugiados y la incertidumbre sobre el futuro han dejado también como consecuencia que muchas personas tengan problemas de salud mental, resalta MSF.

"Ofrecemos a las personas apoyo psicosocial hasta que se sienten seguras, hasta que pueden volver a la vida normal y reintegrarse en la sociedad", explica Alfatih Alsadig, consejero de salud mental de la ONG.