BRUSELAS 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ha advertido este miércoles de que la ayuda humanitaria de la Comisión Europea en lugares de difícil acceso no esta "suficientemente integrada en su marco de gestión y control de riesgos" pese a los retos específicos que presenta este tipo de enfoque a distancia y a través de agencias locales.
En un informe centrado en este tipo de ayuda, los auditores europeos analizan el método de gestión a distancia de fondos humanitarios de la UE. Este modelo se lleva a cabo cuando la UE tiene acceso limitado a un lugar y su ayuda llega a través de organizaciones humanitarias en el terreno. Desde 2019 a 2023, la Comisión Europea aprobó financiación para 164 acciones humanitarias en régimen de gestión a distancia parcial o total en 10 países, según los casos analizados por el tribunal.
Aunque la institución europea no pone en duda la efectividad y necesidad de operar a través de socios en el terreno, sí pone el acento en la necesidad de controles específicos de Bruselas para garantizar el buen uso de los fondos. De esta forma, concluye que los riesgos específicos inherentes a la gestión a distancia de la ayuda humanitaria de la UE "no se abordan de manera satisfactoria".
Para comenzar, el informe revela que la definición de gestión a distancia es "poco clara y está obsoleta". Los auditores recalcan que no se considera ayuda gestionada a distancia mientras Bruselas haya puesto en marcha medidas que permitan a los responsables finales de la acción garantizar la calidad requerida, por lo que el Ejecutivo europeo cuestiona la definición, que desde 2015 tampoco ha actualizado.
En este sentido, alerta de que la definición desfasada puede llevar a no tratar como tal ayuda gestionada a distancia, lo que puede afectar al seguimiento y la notificación de las acciones financiadas por la UE.
NO SE CONTEMPLAN RIESGOS ESPECÍFICOS DE LA AYUDA A DISTANCIA
Pese a que la ayuda gestionada a distancia es un elemento que Bruselas solo usa como último recurso, el tribunal señala las implicaciones específicas de estas acciones, como son las evaluaciones imprecisas de las necesidades basadas en información no verificada, falta de coordinación o calidad operativa mermada.
"Concurren riesgos significativos para la seguridad, y riesgos de fraude o de desviación de la ayuda, que se suman a los riesgos ligados a la reputación", ha advertido el informe de los auditores.
En este punto, el tribunal advierte de que no se contemplan controles reforzados en el registro de riesgos de la Comisión Europea en lo relativo a la gestión a distancia de la ayuda humanitaria.
Aunque reconoce que las dificultades para prestar ayuda humanitaria por limitación de acceso afectan a su capacidad tanto para proporcionar la ayuda como para ejercer un control adecuado, Bruselas no tiene medidas de mitigación específicas para la gestión a distancia.
Esto no refleja la realidad operativa de la Comisión, que se basa principalmente en este enfoque a distancia para permitir la prestación de ayuda humanitaria cuando se enfrenta a limitaciones de acceso o a riesgos elevados para la seguridad, apunta el informe.
Respecto a las organizaciones que prestan la ayuda en nombre de Bruselas, los auditores europeos apuntan que estas entidades gestoras "no certifican su capacidad de ejecutar los fondos de la UE conforme a los principios y normas de ayuda humanitaria de la UE", por lo que pide que haya una certificación específica para supervisar adecuadamente la forma en la que éstas cumplen los objetivos pactados.