MADRID, 16 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Ucrania ha anunciado este jueves que los cuerpos de los once ucranianos fallecidos la semana pasada tras el derribo de un avión en Irán han sido identificados y serán trasladados el domingo al país europeo.
"En Teherán, la identificación de los cuerpos de ucranianos muertos en el accidente aéreo ha finalizado", ha indicado el Ministerio del Interior ucraniano en un comunicado publicado en su página en la red social Facebook.
Así, ha detallado que "los expertos del Ministerio del Interior han obtenido los perfiles de ADN de los restos de los once ciudadanos ucranianos que murieron" y ha agregado que "se están haciendo los preparativos para su posterior traslado a Ucrania".
El Boeing 737 de Ukraine International Airlines se estrelló el 8 de enero, un suceso que se saldó con la muerte de sus 176 ocupantes, pero hasta tres días después Irán no reconoció que la aeronave había sido derribada por accidente.
El presidente de Irán, Hasán Rohani, propuso el martes la creación de un "tribunal especial" para examinar el suceso, asumiendo que "no es un caso normal" y que "todo el mundo está observando" para ver cómo resuelve la República Islámica las investigaciones.
"Inmediatamente después de que fuera consciente de que se había cometido un error muy doloroso e imperdonable, ordené a los funcionarios que informara al público", dijo, antes de recalcar que "es un incidente enormemente amargo, extremadamente difícil de aceptar para la gente".
Así, indicó que "incluso si el aparato se hubiera estrellado por problemas técnicos, habría sido un incidente doloroso". "Después de que se confirmara que un error humano llevó a esta tragedia, hirió aún más el sentimiento público", sostuvo.
Rohani resaltó además que "no sólo la persona que presionó el botón es culpable, hay otros implicados", tal y como informó la cadena de televisión iraní Press TV. "Quiero que este asunto sea explicado de forma honesta a la gente", zanjó.
Durante estos últimos días, las autoridades de Irán han sugerido que el incidente deriva de la creciente tensión imperante en la zona por el pulso político y militar con Estados Unidos. Washington y Teherán se cruzaron ataques en la semana previa al derribo, que ha derivado también en una reducción de las conexiones aéreas con la capital iraní.