MADRID 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
El curso escolar ha arrancado formalmente este lunes en Ucrania, de nuevo marcado por las consecuencias de una invasión militar que ha provocado interrupciones en el desarrollo normal de las clases para 1,2 millones de niños, según las estimaciones oficiales.
"El primer timbre siempre es especial", ha destacado el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, en una visita a una escuela de la región de Kiev desde la que ha confiado en que el curso que ahora empieza marque también "el inicio de nuevos conocimientos, nuevos sueños, nuevos logros".
El Ministerio de Educación ucraniano estima que cerca de 1.800 escuelas han sufrido daños por los ataques, mientras que 226 están completamente destruidas. Además, el incesante conflicto volverá a obligar en algunos casos a combinar la educación presencial con las clases telemáticas.
La ONG Save the Children ha apuntado que 780.000 niños alternan las dos modalidades por semanas, si bien ha advertido de que la falta de refugios antiaéreos hace que en algunas zonas siga siendo arriesgado acudir al centro educativo.
De hecho, según un informe de esta organización, Desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, unos 400.000 menores han pasado unos 580 días sin pisar un aula, lo que representa ya un 25 por ciento más que los 440 días de clases perdidos durante la pandemia de la COVID-19 en Filipinas, el país del mundo que más tardó en reabrir las escuelas.
Para familias como la de Maryna, una mujer de 36 años con siete hijos, "las dificultades son enormes". En casa sólo tienen un dispositivo para conectarse, por lo que la prioridad de uso la tienen los hijos mayores y los pequeños han quedado rezagados, pese a que Save the Children les ha dado ahora otros dos ordenadores portátiles.
"Veo en los niños que han perdido las habilidades escolares que tenían antes de la COVID-19. Ya no leen tan bien como antes, ni escriben igual. También les cuesta más recordar la información", lamenta Maryna, que reconoce que el nivel de conocimientos de sus propios hijos es ahora "muy bajo".
La directora de Save the Children en Ucrania, Sonia Khush, ha incidido en que no ir a clase no sólo repercute en el aprendizaje, sino que también afecta a la sociabilidad y puede tener un impacto que se note incluso "durante generaciones". "Asistir a la escuela no se trata solo de aprender y obtener resultados en los exámenes: también está en juego el desarrollo social y el bienestar mental de los niños y las niñas", ha recalcado.