BRUSELAS, 24 Sep. (DPA/EP) -
Los primeros ministros de Hungría, Polonia y República Checa han unido sus voces en Bruselas para criticar el pacto migratorio planteado por la Comisión Europea ya que, aunque reconocen algunos avances como la eliminación de las cuotas obligatorias de reparto de refugiados, consideran que el nuevo enfoque no frenará la inmigración.
El plan plantea un sistema voluntario de reparto de refugiados con varios niveles de solidaridad con los países con mayor presión migratoria y apuesta por reforzar la frontera exterior de la Unión Europea. También propone agilizar las expulsiones de los migrantes que no logren estatus de refugiado.
"El tono es mejor", según el húngaro Viktor Orban, pero "la idea básica sigue siendo la misma". "Lo que quieren es gestionar la inmigración y no detenerla", ha lamentado, dejando claro que la posición húngara sigue siendo la misma: "Frenar a los inmigrantes".
Al término de una reunión con la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula Von der Leyen, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha reclamado también políticas fronterizas más duras que las actuales. Polonia no descarta "dar apoyo en varias fórmulas", pero Morawiecki ha advertido de que también cuenta con sus propias normativas a las que debe ceñirse.
Por su parte, el dirigente checo, Andrej Babis, ha subrayado que las cuotas obligatorias para repartir refugiados "no son aceptables" y ha propuesto crear centros de recepción fuera de la UE, de tal forma que sea en ellos donde se resuelvan las solicitudes de asilo.
La postura de los países del este contrasta con la de países como Italia, cuyo primer ministro, Giuseppe Conte, ha declarado en una entrevista a 'La Stampa' que seguirá reclamando las cuotas de reubicación vinculantes. "Son lo más importante para nosotros", ha señalado.