Actualizado 05/10/2018 15:09

El ultraderechista Bolsonaro se mide el domingo al académico Haddad en las presidenciales de Brasil

 Jair Bolsonaro Y Haddad
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   El exmilitar, apodado como el 'Trump' brasileño, lidera las encuestas por delante del sucesor del expresidente encarcelado Lula da Silva

   MADRID, 5 Oct. (OTR/PRESS) -

   Comienza la cuenta atrás para que los brasileños acudan a las urnas e inicien el proceso de decidir quien será su próximo presidente.

   Según las encuestas, el ultraderechista Jair Bolsonaro y el socialista Fernando Haddad serán los dos más votados este domingo, pero, como ninguno conseguirá más de la mitad de los votos tendrán que medirse en una segunda vuelta, en la que están técnicamente empatados en intención de voto.

   Los dos aspirantes con más opciones han aprovechado hasta el último momento para convencer a indecisos o sumar adeptos, conscientes de la actual polarización que divide el país.

   Bolsorano lidera los sondeos que le otorgan entre el 32 y el 35 por ciento de intención de voto y Haddad, sucesor del expresidente encarcelado Lula da Silva, le sigue con un 22 ó 23 por ciento de apoyos, según el medio que facilite el estudio demoscópico.

   Lo que sí parece indudable es que hay una distancia de entre ocho o diez puntos a favor del líder ultraderechista y que serán ellos dos (Bolsonaro y Haddad) quienes se midan en una segunda vuelta. Qué puede suceder entonces y quien se hará con la presidencia del país es más difícil de pronosticar en estos momentos, aunque no es demasiado aventurado prever que el resto de partidos puedan conformar una alianza contra el polémico Bolsonaro, a quien muchos apodan como el 'Trump' brasileño.

   Este jueves ha sido el último día de campaña con propaganda política en radio y televisión. Sin embargo, la disputa sigue en las redes sociales que se escapan de la legislación electoral.

   Los seguidores de Jair Bolsonaro ha reforzado además su campaña a través de internet con burlas y montajes falsos, como aquél en que alertan de que dentro del programa de Haddad se incluyen cuestiones tales como que "los niños, al completar los cuatro años, serán entregados al Estado para que decida cuál será su género sexual", algo demostradamente falso.

   No obstante, La campaña de Haddad no ha preparado las contramedidas oportunas para responder a las miles de 'fake news' lanzadas por su contrincante político, tal vez porque confiaban en el tirón electoral del expresidente Lula da Silva que lideraba las encuestas antes de ser encarcelado por corrupción.

   El sucesor de Lula ha disparado en esta primera vuelta la munición que debiera haber empleado de cara a la segunda, como las grabaciones del extremista Bolsonaro con tintes racistas, sexistas y homófobos. Además de palabras de apoyo a la dictadura o incluso a la tortura. Pero ni con esas ha conseguido superar en las encuestas al político de extrema derecha.

MACHISTA, RACISTA Y HOMÓFOBO PERO POPULAR ENTRE LOS JÓVENES

   Pese a todo, y con un discurso alejado de lo políticamente correcto del además hace gala, -- muy al estilo del estadounidense Donald Trump - Bolsonaro se coloca como vencedor en las elecciones de este domingo.

   Defensor de la familia tradicional y tildado de machista, racista, militarista y homófobo por sus detractores, tuvo un antes y un después el pasado 6 de septiembre, cuando un perturbado mental de 40 años le apuñaló en el abdomen con un cuchillo de cocina.

   Fue entonces cuando su figura traspasó las fronteras brasileñas y su fotografía apareció en los medios de todo el mundo.

   Bolsonaro parece haberse granjeado las simpatías de los brasileños decepcionados con la política tradicional, la corrupción, los problemas económicos y la violencia

   Aglutina especialmente a quienes repudian al Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inácio Lula da Silva, que gobernó el país entre 2003 y 2016.

   Bolsonaro propone, por ejemplo, endurecer las penas para homicidas y narcotraficantes, dar más autoridad a la Policía y una polémica política de "armas para todos" en pos de la autodefensa ciudadana.

   Llama la atención que el 60 por ciento de sus electores tienen entre 16 y 34 años. El 'bolsonarismo' parece estar triunfando entre los jóvenes, un sector poblacional que aupó al PT del ex presidente Lula en la década pasada.

   No parece tener pelos en la lengua. Ha sido condenado en varias ocasiones por polémicas declaraciones.

   A una diputada del PT que le tildó de "violador" por supuestamente incentivar dicha práctica le respondió que "jamás la violaría, porque no lo merece". Pronunció la frase en 2003 y volvió a repetirla en 2014.

   Sus detractores le acusan de homófobo. "Sería incapaz de tener un hijo homosexual, prefiero que muera en un accidente de coche", dijo en 2001.

   El Tribunal Supremo llegó a denunciarlo en abril por ofensas contra los negros descendientes de esclavos, indígenas, refugiados, mujeres y miembros del colectivo LGTBI.

   Defiende, además, aspectos de la dictadura militar brasileña. "El error fue torturar y no haber matado más", ha declarado.

EL DELFÍN DE LULA QUE PROMETE ACABAR CON LA AUSTERIDAD

   En el otro lado del tablero y como oponente a Bolsonaro está el académico Fernando Haddad, nacido en Sao Paulo hace 55 años y candidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) sustituyendo en la papeleta electoral al ex presidente Luis Inácio Lula da Silva, un mito para parte de los brasileños y en la cárcel desde el pasado abril por corrupción pasiva y blanqueo de fondos.

   La Justicia vetó la candidatura del ex presidente y Haddad comenzó una campaña exprés y ha tenido apenas un mes para lograr convencer a los brasileños y aprovechar la mayor oportunidad de su vida.

   Haddad es un abogado, con maestría en Economía y doctor en Filosofía, muy carismático entre los jóvenes progresistas. Su gran oportunidad llegó en 2005. El ex presidente brasileño decidió encargar al paulista, ya conocido por su buen talante, el importante cargo de ministro de Educación.

   Haddad llevó a cabo importantes reformas, reconocidas por la comunidad internacional. Inauguró más de un centenar de campus universitarios y desarrolló las becas ProUni, que favorecieron el ingreso a la educación superior de pobres, negros e indígenas. Brasil aumentó considerablemente sus índices de escolaridad durante los años en los que estuvo a cargo del sector educativo.

   Lula le propuso la candidatura a alcalde de Sao Paulo, la urbe más poblada del país. Se convirtió en regidor de la ciudad en enero de 2013 y pronto inició un proceso de modernización urbana, construyendo kilómetros de carril bici.

   Todo se torció en junio de 2013, cuando comenzó a surgir un movimiento de protesta contra la subida de los precios de los autobuses que acabó extendiéndose por todo el país. Haddad fue acusado de no saber negociar con la comunidad para solucionar la situación.

   Ahora presenta ahora a la presidencia con un programa que promete acabar con las medidas de austeridad y aumentar el gasto para acabar con la recesión. Planea invertir en infraestructura con ayuda de las reservas internacionales del país. Admite que incrementaría la deuda en un primer momento, pero que después la reduciría. Quiere subir los impuestos a los ricos y bajárselos a los pobres.

   La pregunta del millón es qué hará con Lula si llega al poder aunque ha descartado indultar al expresidente.

   El ahora candidato proyecta, eso sí, una imagen de mayor impermeabilidad hacia la corrupción, aunque ha sido denunciado por la Fiscalía de Sao Paulo por haber supuestamente recibido en 2012 alrededor de 570.000 euros de una constructora para pagar una deuda contraída durante su campaña electoral, a cambio de contratos públicos, algo que Haddad niega.